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miércoles, 29 de mayo de 2019

Instagram planea chasquido de corazones tras, ¿malas influencias?, hay millone$ que salvar

Tal parece que la idea equitativa de Thanos el villano de Avengers de borrar con un chasquido el 50% de los corazones para mejorar la vida del otro 50% viralizó al dueño de Instagram. No hay duda, pues tiene millones que poner a salvo de las malas, ¿influencias?
Pero, ¿se ha dicho toda la verdad?
Ya sabemos que los genios de Instagram ensayan en Canadá si vale la pena para ellos quitar los “like” públicos, los tan queridos corazones que clicamos a las fotos y vídeos que nos gustan. Solo el dueño de la cuenta vería el récord obtenido en cada publicación, lo cual es visto como una estocada al “poder” actual de los influencer. 
Para no alterar lo explicado por Instagram, no se ha dicho exactamente que busca neutralizar a los influencer, ni lo dirá, ni los ha mencionado siquiera. De antemano se sabe que es una decisión arriesgada para la red social, pues podría sacarse el corazón ella misma ya que en pocos años acaparó a millones de millones de usuarios de todo el mundo, en especial jóvenes insatisfechos con Facebook y Twitter, entre otras. Instagram podría perder usuarios y quizá empresas que prefieren a los influencer para promocionar sus productos o servicios.
Lo que se ha explicado es que tratan de corroborar la psiocología de sus usuarios o al menos mejorar las experiencias individuales de estos, puesto que según estudios en la rama tanto el amor por los “corazones” como la decepción por no obtenerlos estaría causando trastornos a las personas. A su vez se quiere potenciar el contenido publicado. Eso en resumen es la razón de las pruebas que hacen en Canadá para suprimir los “like-corazones” públicos.
Sin embargo, si bien es cierto que los corazones reales de los usuarios saltan de felicidad con los “me gusta” y también sufren cada vez que no obtienen ni un toquecito, y el afán puede llegar a ser obsesión (por no decir adicción),  a mí no me cuadra del todo el argumento de Instagram. ¿Por qué?
Antes de entrar a decir la razón que me resulta más creíble, quiero recordar que Instagram fue adquirida en 2012 por Mark Zuckerberg (el creador de Facebook) y no por unos cuantos dólares, sino por la exquisita suma de mil millones de dólares.
Instagram se perfilaba como una gran competidora contra Facebook y de hecho Twitter no le llegaba a los talones como tampoco lo ha podido hacer hasta ahora. Por eso el visionario Zuckerberg prefirió comprarla y sacarle “el jugo”, al igual que compró en otro episodio el popular servicio de mensajería instantánea Whatsapp, principal competidor del Messenger de Facebook, por el apetitoso valor de 20 mil millones de dólares.
Para no alargar, hasta ahora Instagram ha sido la compra más rentable. Actualmente ronda los mil millones de usuarios, y de estos 600 millones son usuarios activos en todo el mundo. Según la firma eMarketer (citado por elcomercio.pe) en el primer semestre 2018 Instagram generó ingresos por publicidad 5,48 mil millones de dólares solo en Estados Unidos, un 70% más que el año anterior. 

¿Cómo lo hizo Zuckerberg?

Sencillo: dentro de las mejoras a los usuarios Instagram adaptó la publicidad y las hizo amigables, o sea, poco o nada estorban a las personas. Sin entrar en detalles ya conocidos, sus robots trabajan 24/7 sin sueldo para identificar los gustos del individuo, quien ve solo publicidad de cosas que les gusta e interesa, al tiempo que las empresas o clientes que pagan a Instagram por promoción no gastan en estudios de mercados caros para captar potenciales consumidores y saben que su inversión publicitaria llega a quienes debe llegar.
Ahora bien, qué ha estado pasando hace unos años con los llamados “influencer - influenciadores”, simple, gran parte de esos millones de dólares en ganancia anuales de Zuckerberg se han estado escapando como agua de una tubería, cuyo chorro puede hacerse imparable.

¿Sabes cuánto gana o puede ganar un influencer con una publicación promo?

Vale explicar primero que estas ganancias de las redes es lo mismo que se disputan hace mucho los medios masivos: prensa escrita, radioemisoras, canales de TV, servicios cableTV, cine e inclusive agencias publicitarias. 
Esta competencia tiene siglos de historia. La resumo: Los periódicos (sucesores de los antiguos pregoneros o voceros de hechos importantes) aparecieron en América con mayor perodicidad a principio del siglo XIX, ya fuese cada tres meses, un mes, quincenal, semanal y después diario. Así dieron a la publicidad el campo fértil: un mercado numeroso y publicaciones frecuentes, donde esta se fortaleció hasta nuestros días. 
Lo que ocurrió después es que aparecieron las radioemisoras, las televisoras y el cine, y cada uno descontó al primero su reinado y dividió más y más el pastel de las ganancias publicitarias y las propagandísticas. 

Lee también: La publicidad cae en las redes del 'me gusta' y deja a los viejos... medios

Ahora sí, volvamos a Instagram y los influencer. Es bien sabido que la redes, incluida Instagram, son un negocio que genera ingresos súper millonarios mediante la publicidad. Este negocio es directo: entre la red y anunciante, sin pasar por intermediarios, caso de las agencias publicitarias o de mercadeo igual golpeadas, aunque ya se reinventan para ofrecer listas de influencer adecuados a las marcas e intereses empresariales, al tiempo que surgen nuevas solo para manejar influencer.

Ganancias diarias superiores al salario mínimo y a los sueldos de titulados universitarios

Captura de #influencer en Instagram.

Primero, es falso que Instagram pague a los influencer por tener seguidores. El dinero está en la publicidad (añado la propaganda, lo no comercial, la cual vimos en la campaña política este año en Panamá). 
Segundo, según explica la influencer panameña Carla en su blog carlicas.com, todo depende de los seguidores que tiene cada influenciador. Por consiguiente quienes tienen de 50 a 100 mil seguidores cobran hasta $250 por una publicación publicitaria. 
La tarifa por cada promo aumenta para los que superan 100 mil seguidores y así sucesivamente en escala de cientos de miles de seguidores: $500, $1000, $5000, hasta alcanzar la cima de la escala, aquellos que tienen millones de seguidores cobran hasta 10 mil dólares por promoción. Eso, fuera de canjes o patrocinios. Por supuesto, los influencer deben tener cantidad de seguidores parecidos en sus blogs y canales como YouTube. 

Ahora bien, qué más sucede en este negocio, pues que las empresas anunciantes no necesariamente requieren intermediarios (aunque esto evoluciona con las agencias). Mejor dicho, los influencer en principio no tienen jefes ni amarres en el medio, muchos prefieren seguir siendo sus propias empresas y ni siquiera en este caso Instagram recibe comisiones por estas promociones. Cada influencer es una célula que no necesitaría en sí pertenecer a una agencia. Siendo más bien negocio independiente tampoco pagan impuestos y, lo mejor, la red en lo estándar es gratis para ellos.
Y aquí está el inmenso problema, porque Instagram, más bien Mark Zuckerberg, está recibiendo de su propio jarabe amargo, (el que le dieron a beber las redes a los medios viejos) y la publicidad en la red tiene hoy un gran competidor dentro de la misma plataforma. Gente haciendo mucho dinero con tu negocio, ¿tú qué harías?
De hecho, según cita Merca20 la proyección de InfluencerDB para este 2019 indica que solo dentro de Instagram el valor del influencer marketing espera “inversiones” por el orden de $7 mil millones; mientras que la de Statista advierte que la mayor tendencia en marketing será el uso de los influencer “en todas las actividades de mercadotecnia”.

Quitar el corazón, los me gusta, tiene después de todo un porqué valiosísimo, ¿o no? Y para verlos aumentar en Instagram, como ya lo hizo Facebook sutilmente, tendrías que pagar a la red la publicidad donde aparecerán los “like” que tanto gustan. 
Pero siendo realista, aun si se diera el chasquido anti corazones públicos no sería suficiente contra los influencer, debido a que les quedará visible el récord de seguidores y solo deben adaptarse y mantener cautivos a sus anunvcantes. ¿Estará Instagram pensándolo?

Lee también: La publicidad cae en las redes del 'me gusta' y deja a los viejos... medios


La publicidad cae en las redes del 'me gusta' y deja a los viejos... medios

Cuando era estudiante de bachillerato tuve un profesor consejero que siempre nos decía en clases que la repetición de las palabras es un arma poderosa, que por ejemplo, si un hombre le dice cuántas veces sea posible a una mujer que "la quiere", aunque ella no le crea y no guste de él por muy feo, ella terminaría cayendo enamorada.
Ese mismo año lo corroboré y al tiempo entendí que la publicidad, tanto como la música, se valen de esa poderosa técnica: la repetición, incluso de la historia.
Aunque este artículo no aborda sobre las técnicas de la publicidad y su madre la propaganda (política e ideológica), vale la analogía debido a que también estas, publicidad y propaganda, en sí podría decirse que se enamoran y repiten la misma historia una y otra vez.
Para no repetir usaré publicidad para referir ambas, y me centraré en cómo desde hace siglos ha venido cambiándose de medio a medio hasta nuestros días.

Los diarios están más afectados en la división del pastel publicitario. Cae las ventas diarias. Foto: laggon19

Esto porque hace algún tiempo la publicidad ha caído en las redes sociales y se ha ido agarrada de manos a darle su gran pastel, casi toda su dulce ganancia. Le ha dado así la espalda casi por completo a su relación con los viejos medios de comunicación social. Más aportar cifras que sabemos son millonarias la pregunta es: ¿se quedará quieta?, no lo creo, su estilo es siempre cambiante y nada de esto es su culpa. Es su naturaleza.
Nada más daré una cifra como idea de la magnitud millonaria: solo la red Facebook factura en concepto de publicidad anual unos $40 mil millones provenientes de casi todo el mundo porque la competencia ahora es global. Imagine Google que duplica ese monto y las demás redes populares.
Vale precisar entonces que las ganancias de las redes es lo mismo que se disputaban hace mucho los medios masivos: prensa escrita, radioemisoras, canales de TV, servicios cableTV, cine e inclusive agencias publicitarias. Era en cambio una competencia aislada en cada nación.
Esta competencia no tan amorosa tiene siglos de historia y debemos recordarla ante la crisis de los viejos medios.
Los periódicos (sucesores de los antiguos pregoneros o voceros de hechos importantes) aparecieron en América con mayor perodicidad a principio del siglo XIX, ya fuese trimestral, mesual, quincenal, semanal y después diario. Estos medios de papel dieron a la publicidad el campo fértil: un mercado numeroso y publicaciones frecuentes, donde esta se fortaleció hasta nuestros días.
Durante muchos años años los periódicos de papel reinaron solitarios para la publicidad, incluso para la
propaganda política e ideológica.
No obstante, para 1920 surgieron las primeras transmisiones de radioemisoras y empezó a partirse el pastel de los anuncios en todos los países, si bien siguió creciendo.
En 1927 en Inglaterra y durante 1930 en Estados Unidos nacen las emisiones públicas de televisión. Posteriormente lo hace el cine y la TVcable que proliferaron y hoy día insertan mucha publicidad.
Tiempo después, a mediados de los 90, se dio alcance público a otro poderoso medio con amplitud global: Internet, el cual trajo consigo otra gran batalla por las ganancias publicitarias. El poder mediático estaba de pronto en manos del público, empresas y entidades al crear fácil sus propios sitios digitales. Al mismo tiempo, junto al Internet comercial, los usuarios adquirían teléfonos celulares 1G, cuyo antecesor, el beeperhabía abonado el terreno dando grandes ganancias a sus proveedores. Tardaría poco en tener conexión Internet para los usuarios.
En 1997 aparece el prototipo de red social Six Degrees y con el perfeccionamiento de la web 2.0 surgieron los conocidos blogs independientes (los primeros influencer digitales). El pastel de la publicidad tomaría rumbo y el impacto sería mundial.
Más redes sociales nacieron en los primeros años del nuevo milenio, se fortalecieron y atraparon sin uso de la fuerza el mundo.
Es en este punto donde la publicidad de los primeros medios: prensa escrita, radioemisoras, canales de televisión, principalmente, perdieron la porción grande del pastel publicitario; si el público está en las redes, y adicional en Google, las empresas e instituciones que pagan por los anuncios por lógica debían sincronizarse y lo así hicieron. De paso, la competencia por anuncios dejó de ser local o nacional, pasó a ser global.

Diarios en Panamá sufren la peor de las crisis de rentabilidad.

Por eso en Panamá y muchos países no solo los diarios y las radioemisoras sufren cada vez más de menos anunciantes y altos gastos de producción, algo que hace rato enfrentaban entre ellos y contra la televisión; y más actual, ahora hasta los canales de TV sufren la falta de anunciantes y de televidentes como pasa con los lectores de periódicos en extinción y los escasos oyentes de radioemisoras, volcados a las redes. Los canales de TV locales han tenido que promocionar estudios de "efectividad" con datos sobre supuesto aumento de la audiencia y de las horas que las personas ven la TV, para tratar de atraer anunciantes...
Y cabe indicar que aun habiendo trasladado estos medios convencionales su presencia al Internet, con versiones digitales propias, las redes sociales acapararon el grueso de los anunciantes.¿Por qué?
Porque poquitos usuarios entran a una web informativa a leer noticias, y porque sortean descargarse las app de estos por diferentes razones. Navegar una web puede ser incómodo y complicado, toma tiempo, algo así como sentarse exclusivo a leer el periódico de papel y doblarlo o deshijarlo... entretanto, las nuevas generaciones saben que en las redes hallan a un clic lo que quieren con los hashtag (#)... Si vemos las calles y hasta las oficinas u hogares ya casi no hay personas con periódicos bajo el brazo; ni siquiera los periquitos enjaulados los usan para leer y pasar el tiempo.
Para enfrentar lo anterior, los informativos web de los medios viejos saturan las redes pegándoles sus URL publicados, aunque son pocos usuarios los que pinchan algún título si no les interesa. Ante tal desconcierto los medios convencionales, reyes destronados de las mieles de los anuncios, hoy pagan publicidad a las redes sociales para promocionar lo que ellos publican y así dar algún tráfico a sus sitios. Ironías de la vida, ¿o no?
En definitiva, la publicidad siempre se quedará con el que está de moda, con lo más nuevo y ahora ya está repitiendo la historia: de las redes está saltando a las manos de los llamados influencer. Con ellos quieren bailar sus millones.  ¿Qué tal? Pero esta parte de la novela la abordaremos en la próxima entrega: Instagram planea chasquido de corazones tras, ¿malas infliencias?, hay millone$ que salvar




martes, 4 de agosto de 2015

Hablando de censura…

El proyecto de ley presentado para dignificar el ejercicio del Periodismo en Panamá genera el revuelo esperado. El debate en distintos círculos se torna tan candente que ya parece discusión entre fanáticos religiosos. Ahora los opositores a la ley aseguran que el documento sería un instrumento para la censura debido a las funciones de la junta técnica. En mi opinión, dependiendo de a quiénes se les otorgue esas funciones todo es posible, no obstante, no sería nada nuevo.

Por eso hay que sacar a flote varias realidades para enriquecer el debate, y el documento.

¿Quién cree que la censura no existe actualmente? La peor censura a los periodistas es la que aplican todos los días muchos dueños de medios y jefes sin ética cuando dicen: “no publiques nada de eso”, caso reciente, la huelga en una cervecería que duró semanas y todos sabemos porqué nada se publicó en la mayoría de medios masivos ¿o todos? Muchos otros casos y voces se quedan sin espacio igualmente. De hecho, ellos —los medios— igualmente deciden sin reglamento laboral si contratan a un profesional graduado, a un estudiante de escaso un año universitario o a tantos usurpadores que amparan sus intereses políticos y particulares —el cuento de “por el país” es eso—. En éstos últimos está la razón real del proyecto.
¡Ah! También deciden los salarios tipo “lo tomas o lo dejas, o busco otro sin problemas”. Con el tiempo, si ya no les conviene o llega un jefe nuevo, decidirán la manera como lo despiden, casi siempre después que el colega ha soportado las artimañas laborales aplicadas para hacerlo renunciar.
Entiendo la preocupación de los caricaturistas, como eso, caricaturistas, nunca escucho que son periodistas. Es un talento nato muy distinto que añadió la prensa escrita para hacer opinión gráfica jocosa, la cual solo surge del artista o una idea editorial. Considero entonces que los gremios proponentes pueden incluirlos como excepción del proyecto.

ORDENAR Y TENER DERECHOS
Pero hay otras variantes vinculadas que deben desgranarse: fotógrafos-camarógrafos… En Panamá conozco pocos fotógrafos que además hagan sus notas periodísticas, a diferencia del exterior donde sé que hay y hasta llegan a ser docentes universitarios por su preparación.
Sin embargo, en televisión, además de los usurpadores de cuello político, se dan casos de camarógrafos que por falta de reporteros un día el medio los eleva a la pantalla, especialmente los de cámaras callejeras. Esta es otra razón por la cual todas las profesiones requieren regulaciones, incluso para que cada persona pueda defender sus derechos y cumplir deberes.
Buen ejemplo nos da la medicina, con tantas especialidades el médico es médico, la enfermera, enfermera… No quiero decir con ello que me opongo a la superación personal-profesional, por el contrario, la aplaudo, solo que el medio debe promulgar a sus talentos la superación real (no solo seminarios) mediante las universidades. Si la excusa es la falta de tiempo, significa probablemente que esa persona está vulnerada en sus derechos laborales con jornadas extendidas fuera de las normas. O el peor de los casos, debe tener dos-tres empleos para sobrevivir.

Que el documento puede tener generalidades y elementos confusos es cierto, debe debatirse y mejorarse, por su buen sentido, por el bien de la profesión, el bien común de las mayorías y, como no, por la libertad de expresión de los periodistas. Mas no considero que deba ser eliminado como algunos quieren.

CONTRADICCIONES
Respeto los criterios, pero leo posturas tan denigrantes a la profesión como estas: “cualquiera que sepa escribir o hablar puede ser periodista”; “no es necesario ir a una Universidad porque cualquiera puede hacerlo”; y como siempre, que es un “atentado contra la libertad de expresión” —esa misma que fue negada a los huelguistas de la Cervecera y que el poder de las redes sociales denunció—.

Veamos, hace poco la prensa nacional le cayó encima a un falso médico político ocupando un alto cargo público. También ha pasado con jueces portadores de títulos brujos. Criticamos a los "ninis" y los mandamos a estudiar, luego decimos que para el periodismo no hay que prepararse ni lograr diplomas que a muchos le costó sacrificios. Qué le dirán los graduados a sus hijos, “estudié por gusto”.

Leo a diario quejas de la audiencia por fallas en los medios, incluso de periodistas de medios por la usurpación descarada de la profesión, aquellos que de pronto tienen cintillos de periodistas, pero se dedican a la política y otras profesiones. Ni siquiera pueden ampararse en el talento, ni el empirismo porque esa época tuvo sus buenas décadas.


Mientras hay quienes cómodamente denigran la preparación académica superior, como si la profesión debiera depender de “cualquiera”, para abaratar salarios y manipularla, no es casualidad que gran cantidad de jóvenes sigan entrando a los salones universitarios por un mejor futuro y por un Panamá justo sin corrupción. Muchos lo hacen en Comunicación Social. ¿No tienen derecho a ganar salarios dignos y ser respetados por sus esfuerzos? ¿O debemos continuar la era de los periodistas mal pagados? ¿No es esa la más cruel de las censuras?


lunes, 10 de junio de 2013

Periodismo a la moda multimedia

Los géneros periodísticos por naturaleza nacieron extensos, mientras que la tendencia que se fomenta para el internet es la lectura de textos cortos – en lo cual me parece que se puede estar amparando la falta de cultura y la pereza, si no, miren la cantidad de libros que son leídos en la web y las notas de análisis de diarios digitales europeos –.


Un reportaje que solo tenga dos fuentes en 36 líneas puede quedar siendo una noticia ampliada, pero si triplica esa cantidad de líneas y carece de “motor y accesorios” será más aburrido en la pantalla, lo que plantea serios peligros para el periodismo.


Por suerte, el internet facilita con sus nuevas herramientas el trabajo periodístico, para escribir poco o lo necesario, como se quiera. 
Con los recursos multimedia puedo plantear el debate del reportaje en 36 líneas y ofrecer a los ciberlectores un vídeo de las entrevistas para ampliar.


Puedo agregar secuencias de fotografías del lugar o la problemática, incluir hipertextos dentro del texto principal para nutrir y evitar explicaciones extensas que pueden complicar la lectura, añadir infografías animadas, mapas e hipervínculos de temas relacionados que complementen.


Puedo emitir avances cortos a los seguidores del Twitter o Facebook para que ingresen al portal y lean el trabajo.

Esto es parte del periodismo moderno que ya está en las manos de las audiencias inalámbricas. Con nuevas plataformas digitales, nuevos diseños para presentar los géneros periodísticos, una nueva forma de informar e informarse usando solo la punta del dedo. Para el periodista, la era multimedia despliega accesorios fantásticos para vestir sus trabajos a la moda.
Redacción del diario La Estrella de Panamá, mayo 2013. Foto Laggon19.

martes, 4 de junio de 2013

No imagino a mi hijo con un periódico bajo el brazo

Antes, los ciudadanos solo buscaban las noticias en el puesto de venta de periódicos, la calle o sintonizando el canal y la emisora favorita. Hoy, estamos en la era en que las noticias llegan directamente a los bolsillos y carterones de los usuarios de una serie de dispositivos inalámbricos.

Y es por eso que actualmente los medios de comunicación social tradicional (radio, televisoras y diarios) protagonizan los envíos de alertas noticiosas a los usuarios de celulares, correos electrónicos, computadores y tablets. Todos con el afán de competir y ser los primeros en actualizaciones. Si bien esto todavía no les genera grandes ganancias monetarias directas, sumar seguidores es una batalla importante entre los medios frente al abrumador volumen de información que se genera al instante en las redes sociales digitales, por cierto, también la nueva trinchera de los políticos.

En lo personal, no veo a mi hijo (13 años), o a los hijos de mi hijo, comprando a los 20 un periódico, ni llevarlo debajo del brazo.



Algunos medios nacionales ya se han convencido de que deben estar con y en la cibertecnología, subirse a su rueda que no parará de avanzar, para poder seguir adelante.

 Otros aún no creen en el final de Noé, o simplemente no aceptan la evolución total a lo digital, principalmente los diarios. Y es en esta realidad que se enmarca el periodismo de la actualidad, en la inmediatez, la instantaneidad cibernética, aunque igualmente considero que siempre se impondrá la necesidad de información profunda y seria.

En cuanto a la noticia, los medios compiten por ser el primero en decir algo que acaba de pasar, divulgar un video de algún incendio o protesta, repetir lo que alguien del gobierno o personalidad pública escribió en las redes. 
 Pero la inmediatez también es peligrosa para el periodismo. No en vano se suele ver despachos de TV en vivo en los que un reportero repite muletillas o frases una y otra vez, sin informar casi nada. Repetir y más adelante repetir se convirtió en rutina. 
Incluso, en las versiones digitales de diarios, televisoras y emisoras tradicionales es común que algunos reescriban lo mismo que otro publicó, casi que con las mismas palabras, anunciando que en minutos será ampliada la nota.

Lo anterior exige una mayor preparación al periodista y voluntad de los dueños de medios para invertir en mejores reportajes, crónicas, investigaciones, artículos de opinión y análisis. También para que su personal domine las herramientas tecnológicas que potenciarán los contenidos editoriales en el internet. De esto dependerá la calidad y efectividad de los mismos.

Tomando en cuenta las palabras de Ignacio Ramonet, estoy seguro que el periodista como tal – intermediario entre el hecho, el medio y la audiencia –, no se extinguirá, siempre y cuando sepa potenciar los géneros periodísticos usando los formatos multimedias, solo hay que aprovecharlos en bien del oficio y la sociedad. Solo quedará sepultado el diario y el periodista que no vislumbre la producción digital de los géneros periodísticos.

Si viajáramos al pasado veríamos con claridad que estos cambios y retos no son nuevos, lo nuevo son las herramientas tecnológicas digitales. En la época Medieval los reyes y pueblos debían esperar días a que llegara un heraldo a caballo con información de otros reinos, o en lado opuesto, enviar su mensajero para que diera a conocer las buenas y malas nuevas y esperarlo con las respuestas. Luego, con la imprenta, la actividad de hacer noticias ganó un empujón que hizo posible la emisión de información diariamente, igual que otras tecnologías dieron competencia informativa con la aparición de la radio y la televisión.

Ahora, con el internet, el periodismo convencional tiene enfrente una puerta dimensional que ha vencido la distancia y el tiempo de comunicación con distintas audiencias en el país y exterior; definitivamente un desafío para un oficio en el que equivocarse es casi imperdonable y cuesta credibilidad.

Ya no vemos al heraldo en caballo y las rotativas van por el mismo camino, al menos en lo que es hacer periódicos, pero la información veraz sigue siendo vital.
Todo el mundo quiere saber la verdad, no verdades a medias, ni informes dudosos e incompletos, ni especulaciones. Y cuando ya se ha confirmado un hecho, resulta que la audiencia exige mayores detalles de inmediato, algo que para los diarios está siendo un tormento y presagia que, en pocos años, ya no será opción salir mañana en papel con lo mismo que todos supieron hoy, sino salir hoy con todo, y ese hoy está en abordar el transbordador del internet.

Ahora, ante esta vorágine informativa instantánea que puede enloquecer a cualquiera, imagine por un momento a 100 mil personas suscritas recibiendo información periodística investigada y de calidad, solo por un dólar al mes. Después de todo, la información, nunca dejará de ser un negocio.

Entrada de La Estrella de Panamá (fundado en 1849), vieja Linotipia (i) 
y expendedora de diarios (d). Foto Laggon19.

lunes, 27 de mayo de 2013

¿Estamos los periodistas en extinción?



Protesta contra la dictadura norieguista. Foto tomada de El Siglo-La Estrella


A finales de los 80, cuando en Panamá la dictadura norieguista ya no tenía que esforzarse para ser odiada por la mayoría de la población y los medios de comunicación social que se le oponían habían sido cerrados, algo especial ocurrió en cuanto a comunicación. Todos los ciudadanos (y en especial políticos y los militantes civilistas) tenían que conectarse de alguna manera e informarse de lo que hacía el régimen.
 A la vez, con las garantías democráticas suspendidas, anónimamente los promotores de la llamada Cruzada Civilista tenían que acordar las fechas y horarios de sus protestas “pito, paila, pañuelos” y, correr la voz, para sumar multitudes. 

Para esos días, con el llamado cuarto poder censurado, el internet y el celular estaban a décadas de apoderarse de los bolsillos del panameño/a. ¿Entonces cómo hicieron? El área bancaria, principalmente en la Calle 50 y Vía España, era el epicentro de estas protestas blancas: Pañuelos y royos de papel higiénico desplegados como serpentinas desde edificios de bancos y empresas. 
Así, entre pitos y tocar de pailas al unísono, todo ocurría siempre puntualmente.
Los banqueros, empresarios y oficinistas tenían un aparato que escapaba de la censura: El fax (facsímil), el cual permite la transmisión telefónica de texto e imágenes a otro número conectado a una impresora y viceversa. Incluso hoy día, tras la incursión del internet y otros avances, es muy utilizado por empresas y entidades que requieren confidencialidad de sus documentos, debido a que es menos vulnerable a ser interceptado.
Al leer el planteamiento de IgnacioRamonet, director de "Le Monde Diplomatique", quien frente a los cambios de la revolución digital indica que “los periodistas están en vías de extinción”, me doy cuenta que tiene mucho de cierto. Solo tenemos que imaginarnos el escenario con el que inicio este breve artículo, como si ocurriera hoy, y podemos entender nuestra realidad como periodistas sin caer en pesimismos.
Si el fax pudo conectar, comunicar e informar, quien podría negar que en la actualidad el internet, las tablets, las redes sociales y celulares no son un nuevo poder en manos de los ciudadanos. Y miremos con detenimiento que Ramonet se refiere a la extinción de los periodistas, no tanto de los medios: Diarios, televisoras, emisoras, los cuales (sin intermediario-periodista) fácilmente parecen suscribirse a la sutil dictadura de la inmediatez (información instantánea), a bien de lograr su principal objetivo, el económico.
Pero, como dice Ramonet, lo instantáneo y la falta de intermediario, supone grandes riesgos. Por eso considero que, ante tanta información desordenada, las sociedades necesitarán siempre hacer pausa, reflexionar y analizar lo que ocurre. 

Considero que hay esperanza para el periodismo serio, confiable, profundo, analítico. Dependerá de que cada periodista esté consciente del fenómeno que enfrentamos y fortalezcamos los géneros periodísticos en esta era digital para hacer la diferencia ante tanta información.

Si bien la ciudadanía puede, en cualquier parte, postear sus quejas, comentarios y sugerencias de forma casi directa a una autoridad X, aún somos nosotros los periodistas quienes hacemos investigación, y portamos la credencial para cuestionar, por ejemplo, cara a cara, a un presidente. 
La clave está en prepararnos y adaptar el potencial de los géneros a los formatos multimedias.

Mira la presentación especial de este artículo: ¿Estamos los periodistas en extinción?

Lea aquí los planteamientos completos de Ignacio Ramonet: El Periodismo del Nuevo Siglo.

"El periodismo no es para señoritingos": Les comparto también esta entrevista reciente al maestro del FNPI, Miguel Ángel Bastenier.

viernes, 17 de mayo de 2013

Modos de ser de la mayoría de panameños


Una señora lee temprano un diario en la estación de gasolina de La Cresta, centro capitalino. Foto Laggon19/mayo 2013.
En Panamá se sabe que la cultura es diversa debido a la influencia autóctona y del exterior que data desde la época colonial, pasando por lo que dejaron los españoles al conquistar el territorio, en contra de la voluntad indígena, las costumbres de los africanos traídos por los colonizadores, los chinos que llegaron durante la construcción del Canal, los estadounidenses y posteriormente grupos árabes e hindú, entre otros.
Tomando en cuenta esta variedad de razas y costumbres, es importante considerar algunos ejemplos del comportamientos no adecuados del panameño/a que sería bueno empezar a cambiar:
  • Es dado al oportunismo (todos le llaman 'juega vivo'). Por ejemplo: Evita hacer filas en cualquier parte, no quiere ser el último; le cuesta esperar, aún si fue quien llegó tarde. El panameño que conduce un taxi acostumbra a decir 'no voy' a los nacionales que viajan lejos o a donde no le conviene, pero si es un turista lo lleva al fin del mundo y le exgera las tarifas. Si es funcionario público, cierra ventanilla de pagos 15 minutos  antes de su salida, en el mejor de los casos, y en el peor, 30 minutos antes. En los estacionamientos, el 'bien cuidao' de los indigentes y desempleados es obligatorio y también es objeto de aumentos.
  • En cuanto a sus finanzas, el panameño pide prestado para gastar. Ahorrar de su sueldo, así sea un dólar cada vez que cobra, no es su meta.
  • Juega lotería religiosamente y muchos en los casinos, aunque nunca ganen nada. Y si ganan, igual vuelven a apostarlo para perder.
  • No es necesario ser pudiente para gastar ostentosamente (hasta lo que no tiene) para aparentar y lograr aceptación.
  • Cree en las ofertas, sin leer los contratos de crédito al detalle, y mucho menos las letras pequeñas.
  • La puntualidad es poco valiosa, por lo que planificar le cuesta trabajo.
  • Busca tener primero el último modelo de auto o vivir en una residencial, en vez de invertir primero en un negocio que le de para lo anterior.
  • No se siente ni español, ni indígena, ni mestizo, ni anglosajón, pero le gusta seguir la moda que ve en la publicidad. 
  • Es común que porte dos celulares de lujo y varias facturas por pagar en la cartera. 
  • Toma en cuenta más el valor del puesto que el valor de la persona que lo ocupa.
     En lo religioso, cree fielmente en Dios, pero quizás no ayude a su prójimo. De hecho, es Dios quien tiene que resolverle a él y a los demás. 
    Y en lo político, si es el candidato, suele hacer promesas así sean imposibles. Si es el elector, puede darle el voto al candidato que le prometió un trabajo, y si no, entonces vota por cualquiera, aunque el país siga con los mismos problemas.
    El panameño/a siempre guarda la esperanza de un mejor mañana a pesar de los problemas y dificultades. Foto Laggon19
     

martes, 14 de mayo de 2013

El reto del periodismo en la sociedad de la información

Juan Equis, empresario exitoso que desayuna en Madrid y por la tarde se encuentra en Londres para una reunión de negocios, no tiene problemas para informarse. Al día siguiente puede encuentrarse en el aeropuerto de Atlanta, Estados Unidos para otro proyecto y en la espera de su vuelo, como todos los días, antes de empezar su faena, al mediodía, tarde o noche, lee el diario El Mundo y El País, el The New York Times o el The Washington Post.
Juan pasa delicadamente con la punta de su dedo índice las páginas para enterarse de todo. Pero ya no son páginas de papel periódico como antes, sino las páginas digitales que fielmente simula su tableta computarizada que lo conecta en cualquier parte de la esfera mundial donde esté. En su celular recibe las alertas y síntesis de los hechos que le interesan.
De esta manera tiene a la mano no solo información escrita, imágenes y comentarios, también accede a vídeos de eventos, a infografías animadas del último gol glorioso del Real o de cómo ocurrió la última masacre escolar en EEUU y hasta puede agregar su propio comentario para que otros lectores conozcan su opinión. Si a Juan no le es suficiente, puede también entrar directo desde su tablet a CNN o a alguna cadena de noticias de Japón.
Este es el periodismo de hoy. Su mayor mayor reto es estar a la mano de la audiencia en cualquier parte del mundo que ésta se encuentre y a la vez mantenerse con información veraz ante la abundacia de material informativo instantáneo, lo cual ya no es único de la radio y la televisión, e incluso de los diarios digitales en internet, sino también de las redes sociales y portales digitales en las que interactúan los propios ciudadanos.
“Ahora, tener una gran red social no es condición que por sí misma te haga periodista o profesional de la comunicación, porque a ello se suman otros requisitos, cuya base es una ética que deslinde de cualquier injerencia política o económica”, escribe Andreu Casero, titular del departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Jaume I, con motivo del foro en España: Los retos del periodismo del siglo XXI.
Desde su óptica, Casero indica que “al final de este evento se dio una conclusión: sólo quedarán dos clases de periodismo, el de la inmediatez y el de la reflexión. El que compite contra el tiempo y el que se hace su aliado para propiciar espacios que permitan que los lectores además de informarse, encuentren nuevas formas de participar en la vida pública, generar debates en torno a temas trascendentes para el bien común”.
No obstante, el observatorio de medios Fucatel cita en su portal que recientemente en Perú se realizó el evento Café&Periodismo – Un evento mensual abierto a todo el que crea que tiene algo que decir en el panorama cambiante de los medios, así como debatir hacia dónde avanzan sus profesionales, en el cual convocó a un grupo de profesionales de la prensa a debatir sobre los desafíos del periodismo actual–. En esta actividad se concluyó que los desafíos del periodismo actual son: Superar el discurso basado en la tecnología de información, ir más allá de los modelos de negocio, recuperar los fundamentos del periodismo, retomar las funciones del periodista, evaluar si los medios de comunicación nuevos son realmente sólidos, diferenciar unos medios de otros y tener mucho cuidado con la inmediatez.
De manera sencilla, los medios de comunicación social tienen que adecuar sus plataformas informativas a la inmediatez y a la vez diferenciarse de la “mucha información” con la imparcialidad y credibilidad de sus contenidos editoriales. Al mismo tiempo tienen aún como desafío ir más allá con la reflexión de los hechos para el discernimiento de la audiencia. Una audiencia que cada día está más conectada a la tecnología y que depende de la tecnología como si fuese un cordón umbilical. Esos niños y jóvenes que nacieron y crecieron en la revolución digital. Una audiencia que ya no está en un solo país, sino en un mundo sin fronteras donde la información está disponible a todas horas. De hecho, hasta éste mismo artículo se nutre de conclusiones y opiniones surgidas, en los últimos años, en otros países en torno a los retos del periodismo ante la sociedad de la información.
Da un vistazo a este fotoreportaje sobre los Medios de Comunicación Social en Panamá
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lunes, 6 de mayo de 2013

Retrospectiva de las nuevas tecnologías en los medios panameños II


 



Poco después, en 1998, empezarían a verse los primeros celulares en las manos de empresarios, ejecutivos y algunos periodistas. Éstos se posicionaron rápidamente en el mercado panameño y se hicieron más necesarios en la vida y faena de cualquier persona, el preámbulo de una batalla entre empresas por ganar la mayor cantidad de clientes.

En estos años, diarios nacionales como Panamá América y La Prensa ensayaban versiones digitales de sus ediciones diarias en la web. Enfrentaban, por ejemplo, problemas de diseño para las notas y de mejor tamaño para las fotos, las cuales solían ser muy pequeñas debido al peso que significaban electrónicamente.

En lo que respecta a información y bibliografía sobre la novedad del internet en Panamá y el mundo, igualmente había dificultades.

En 1999 yo terminaba mi tesis de Periodismo, La versión en Internet del diario Panamá América: El periódico del futuro1, y precisamente era un reto lograr material académico para sustentarla. Salvo algunas revistas especializadas que rebusqué en las bibliotecas de la Universidad Tecnológica, donde por suerte laboraba, y algunos libros – más que todo técnicos – era escasa la bibliografía existente y tuve que apoyarme con algunos libros que traje de Valencia, España, donde hice estudios como becario de intercambio.

No obstante, a principios del año 2000, las salas de redacción panameñas, no solo estaban totalmente computarizadas, con alguna que otra Olimpia arrumbada en una esquina que a veces utilizaba algún veterano resistiendo el tiempo, sino que también agregaron la conexión a internet, al servicio de los periodistas.

Pronto los correos electrónicos personales tomarían lugar debajo de los nombres de los periodistas en las noticias, a bien de recibir mensajería directa de los lectores.

La revolución digital en los medios de comunicación social ya no era cosa del futuro.

Inclusive, en pocos años la popularidad de algunas redes sociales y lo que en ella se postea, como es el caso de comentarios de autoridades gubernamentales, religiosas o figuras políticas, ha tomado espacio significativo en las páginas de los diarios, revistas, segmentos en la televisión y en las emisoras radiales.

Ahora los propios ciudadanos igualmente participan de manera directa a través de estas redes, interactuando a favor o en contra de lo que ocurre local e internacionalmente, algo que desde el inicio del periodismo solo era posible mediante el envío de cartas postales que no tenían como garantía una respuesta del periodista –y menos que fuera publicada–, tampoco de la autoridad o de figuras públicas, según el caso.
1 González González, Luis Alberto, El diario Panamá América en su versión electrónica en la internet: El periódico del futuro. Panamá, Universidad de Panamá, Facultad de Comunicación Social-Periodismo, 1999, trabajo de grado.