martes, 20 de diciembre de 2016

Que nunca muera la historia, ¡y la verdad en América!


Desde el inicio de los tiempos la verdad ha tenido y tendrá muchos enemigos, pero la historia siempre ha sido su amiga en el tiempo. De ocurrir el cierre definitivo de los diarios panameños La Estrella de Panamá y El Siglo, a causa del bloqueo impuesto por la política internacional de Estados Unidos, a través de la ya conocida “Lista Clinton”, quedarían cinceladas muchas verdades en la roca de la historia.

Sería un hecho inaudito, por no escribir atroz. Y podría decirse en el futuro inmediato que el acontecimiento marca el inicio del destripamiento de la Democracia por parte de quienes siempre se han pregonado como sus mayores promotores y defensores.

Y como toda historia tiene sus villanos, quedarán como responsables de semejante atrocidad el propio presidente de Estados Unidos, Barack Hussein Obama II, el secretario de Estado, John Kerry, y el cuerpo diplomático acreditado en Panamá.

Resulta imposible no mencionar que serían igualmente responsables al menos dos panameños: nuestro presidente Juan Carlos Varela, y la vicepresidente y canciller, Isabel Saint Malo de Alvarado; no solo por el cierre de los diarios y el golpe que se da a la libertad de prensa, sino porque con ello se clavaría un doble banderillazo a la Soberanía nacional, algo que ya creíamos haber dejado atrás en la historia, mas no olvidado.

¿Quién lo diría? Después de casi 168 años y de registrar innumerables historias, La Estrella de Panamá, el diario más antiguo del Istmo y el tercero más viejo de la región latinoamericana, cuyo inicio fue idea de los estadounidenses J.B. Bidleman, S.K. Donaire y J.F. Bachman terminaría enterrado por las manos del primer presidente negro de Estados Unidos, una nación donde hubo que sufrir tantas luchas y muertes por la libertad y los derechos de igualdad para que este “sueño” se cumpliera.

Y qué decir de El Siglo, un tabloide con más de tres décadas cumplidas, cuyo inicio germinó precisamente con el objetivo de luchar por la libertad y los derechos de los panameños en los días de la dictadura de Manuel Antonio Noriega, lo cual le valió entonces el cierre hasta que volvió la Democracia. ¿Ironías?

Ciertamente estamos a tiempo. Hago por tanto un llamado a todos los periodistas, medios de comunicación, centros y fundaciones de periodismo del continente americano, incluso, de Europa, África, Asia, y cualquier parte del mundo, a pronunciarse en contra del cierre de estos dos diarios panameños. Por la verdad, la historia y la real Democracia. Para que no pase como pasó a Santiago Nasar -y tengamos después que recoger nosotros mismos nuestras entrañas como un racimo que se escapa entre las manos-, a quien todos en su pueblo sabían que lo buscaban para asesinarlo, pero nadie hizo algo a tiempo para salvarlo.


¿Puede cambiarse la historia del jueves 5 de enero de 2017? Sí. Ahora es el momento. 
Y puede dejarse a
Histórica Linotipia usada por
La Estrella de Panamá. Foto: Laggon19


un lado también la villanía. Quienes tienen el poder de deshacer este precedente funesto, pueden cambiar el final, para que no se rescriba otra “Crónica de una muerte anunciada”. No se trata de aplazar ni dilatar la agonía, lo que cabe es corregir definitivamente. Estamos a tiempo, es el momento de la verdad.







Redacción de La Estrella (2013). Foto: Laggon19


martes, 29 de noviembre de 2016

Periódicos de anteayer: el histórico viernes negro

¿Y en Cuba no pasó nada? Hay que registrarlo para la historia

La víspera del nuevo milenio, latente ahora, trajo otro rival feroz a los diarios impresos, el Internet, y de paso la comunicación móvil a partir del teléfono celular. Vivimos la era de la información digital-inalámbrica, donde las personas no tienen que ir a comprar el diario, ni sintonizar noticias, sino que ellas llegan instantáneamente a nuestros bolsillos, a los carterones de mujeres, principalmente mediante las redes sociales que conectan a miles de millones de usuarios en el mundo.

“Fidel Castro ha muerto a los 90 años”

Un comunicado leído en un video de la TV cubana por su hermano y actual presidente de la isla, Raúl Castro, se convirtió rápidamente en la noticia mundial después de las once de la noche del 25 de noviembre de 2016, Día de Acción de Gracias en EEUU. Las cadenas de televisión internacional CNN y BBC se activaron en programación permanente confirmando el hecho y reportando episodios de la vida del líder revolucionario que desafió el sistema de Estados Unidos.

En Panamá, a eso de las doce medianoche la TV local permanecía dormida. No obstante, tres medios informativos digitales tenían ya en sus ediciones el deceso de Castro, cuyos avances habían inundado las redes sociales después de aquel comunicado.
 Al salir el sol del sábado 26 de noviembre de 2016, las portadas de los diarios nacionales repetían la realidad del “viernes negro”, conocida ya digitalmente por la mayoría, menos el suceso más importante ocurrido a las 10:29 p.m., por coincidencia, sin diferencia horaria con respecto a Panamá. El no tan sorpresivo fallecimiento de Fidel Castro destacó por su ausencia en las ediciones de los diarios panameños, mientras en todas partes se comentaba la muerte.

Y luego de al menos 30 horas del hecho, al salir el sol del domingo 27, día de descanso –para levantarse tarde y olvidar los tranques de rutina que agobian la población–, los diarios impresos de Panamá ocuparon sus portadas con títulos disimulados sobre Fidel Castro. Pero otra vez, aunque muchos rebuscaron qué publicar, para que no supiera a “información vieja”, fue difícil, por no decir nada, encontrar algo que no se hubiera dicho o publicado en los digitales, la TV y la radio.

Debo indicar que de los tres digitales que tenían la muerte de Fidel en sus ediciones, transcurrido poco desde su anuncio, dos son versión de diarios impresos: La Estrella de Panamá y La Prensa. El tercero, Noticias7Días, un nuevo medio informativo digital autóctono.

¿Por qué fue así? Los diarios de papel hubieran tenido que romper portadas tarde, o hacer una segunda e insertarla sobre la primera, para poder registrar el hecho histórico en sus ediciones, lo cual supone no solo tiempo e inconvenientes al tener que volver a la sala de redacción, sino también altos costos a un medio cuya rentabilidad y publicidad diaria es muy escasa. 
Podían hacerlo. SÍ. En 1997, cuando el Internet ganaba terreno en Panamá y surgía también el celular comercialmente, se dio un caso muy parecido. Fue el 31 de agosto de ese año, cuando la muerte de la princesa Diana, en un accidente en París, sorprendió a todos. El hecho ocurrió casi a la misma hora que la de Fidel en el caso horario de Panamá, y la mayoría de periódicos locales rompió portadas para desplegarlo al día siguiente como se puede verificar en las hemerotecas.

La realidad de hoy
Ahora hay otra realidad. Las web informativas, por el avance tecnológico, permiten a los editores y periodistas actualizar el contenido desde sus propias casas, o el lugar de los hechos, usando inclusive solo un celular, acostado en la cama –mientras se miran los despachos internacionales al minuto–, o parado en la calle observando lo que pasa.


Entonces, no hay duda, vale la pena registrar este histórico “viernes negro”, cuando los periódicos volvieron a tener cara de 'anteayer'. Y a la vez preguntarnos: ¿El tiempo y la tecnología ha dejado atrás el diario de papel? Murió Fidel y con él hay que declarar muerta nuestra prensa escrita? Este es el gran debate del periodismo moderno mundial…  

Tema relacionado: El decadente reinado de papel