Los
géneros periodísticos por naturaleza nacieron extensos, mientras
que la tendencia que se fomenta para el internet es la lectura de
textos cortos – en lo cual me parece que se puede estar amparando
la falta de cultura y la pereza, si no, miren la cantidad de libros
que son leídos en la web y las notas de análisis de diarios
digitales europeos –.
Un
reportaje que solo tenga dos fuentes en 36 líneas puede quedar
siendo una noticia ampliada, pero si triplica esa cantidad de líneas
y carece de “motor y accesorios” será más aburrido en la
pantalla, lo que plantea serios peligros para el periodismo.
Por suerte, el internet facilita con sus nuevas herramientas el trabajo periodístico, para escribir poco o lo necesario, como se quiera.
Con
los recursos multimedia puedo plantear el debate del reportaje en 36
líneas y ofrecer a los ciberlectores un vídeo de las entrevistas
para ampliar.
Puedo
agregar secuencias de fotografías del lugar o la problemática,
incluir hipertextos dentro del texto principal para nutrir y evitar
explicaciones extensas que pueden complicar la lectura, añadir
infografías animadas, mapas e hipervínculos de temas relacionados
que complementen.
Puedo
emitir avances cortos a los seguidores del Twitter o Facebook para
que ingresen al portal y lean el trabajo.
Esto
es parte del periodismo moderno que ya está en las manos de las
audiencias inalámbricas. Con nuevas plataformas digitales, nuevos
diseños para presentar los géneros periodísticos, una nueva forma
de informar e informarse usando solo la punta del dedo.
Para el periodista,
la era multimedia despliega accesorios fantásticos para vestir sus
trabajos a la moda.
Redacción del diario La Estrella de Panamá, mayo 2013. Foto Laggon19. |
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