Edgar Rice Burroughs, el creador de Tarzán, el “hombre mono”, pudo
cometer un grave error de conocimiento en cuanto a las facultades del
famoso héroe salvaje. Siempre me pregunté cómo fue posible que el
personaje ficticio hablara con los de su especie (humana) si la trama
cuenta que fue criado desde pequeñito por simios mangani.
Claro que es puro cuento y ficción que data de 1912 y por eso todo es
posible, pensaba yo, pues en la vida real el hombre mono solo hubiera
podido emitir sonidos o simioalaridos, si es que hubiera sobrevivido en
la selva africana.
Sin embargo, Rice Burroughs, quizás para no revolcarse en la tumba
por artículos como el que lees, supo ajustar el cuento y dejó claro que
Tarzán aprendió a hablar francés e inglés después de volver a tener
contacto con humanos, y una humana, siendo ya adulto.
Por suerte a Rice Burroughs no se le ocurrió inscribir a Tarzán en
cursos de francés e inglés porque muy probablemente con tanta gramática
no solo el hombre mono hubiera fracasado, sino también su obra. Ese
hubiera sido su grave error. Mas lo que hizo fue ponerle a Tarzán en su
camino el amor para que sus oídos salvajes fuesen acariciados con
palabras “dedicadas” que de seguro se le quedaron muy adentro.
Y es que, hablando de amor, cuando se conecta la mente con el corazón
siempre se aprende mucho y a la vez todo se puede. En eso el autor sí
que fue sabio.
La moraleja viene como “anillo al dedo” con respecto a cómo se viene
enseñando desde hace décadas idiomas como el inglés en Panamá.
Si Tarzán hubiera sido panameño nunca habría pasado de la gramática
del verbo ‘to be’, es decir, de intentar escribir lo que no hablaba, y
por lógica nunca hubiera pasado de ‘not to be’ no ser nadie.
Mientras muchas academias que dan estos cursos antinaturales en
Panamá hacen dinero sin que las autoridades las obliguen a que realmente
enseñen (ya que en las escuelas y colegios públicos no se avanza,
incluso, en muchos planteles privados lo de "bilingüe" es solo publicidad y mercadeo) algunos padres sacrificados optan por enviar a sus hijos/as al
exterior por unos meses para vencer esa brecha de conocimiento, a bien
de que logren los hijos ser más que ‘alguien’.
Así aprenden y practican un segundo
idioma en un país donde sí se habla inglés.
¿Pero qué pasará con aquellos, incluidos profesionales y universitarios, que no pueden hacer esa inversión?
Yo por mi parte quisiera sembrar en la cabeza de las autoridades de
Educación nacional y en la de los dueños de academias de inglés y de
universidades, principalmente privadas caras, que hasta
los gorilas mangani supieron enseñarle a Tarzán a reconocer sus
simioalaridos a tal punto que pudiera hasta decirse que el personaje es trilingüe.
En esencia deben invertir el método de enseñanza: en vez de primero enseñar a escribir hacer que el estudiante hable (con diálogos-conversaciones). Entonces, por conocimiento de lo que se habla se escribe más fácil.
Esto no es ficción, si recordamos los indígenas de Latinoamérica
aprendieron Español escuchando hablar a los colonizadores (sin escuelas y siendo convertidos al Cristianismo Católico). En América
del Norte, excepto México, fue el Inglés; y en casos como Brasil el Portugués.
Quienes han aprendido un segundo idioma saben la ventaja de hablar primero, aunque sea lo básico.
Así se consigue mejor nivel de conocimiento, tomando en cuenta que en
el caso del Español, hay quienes desde niño lo hablan, pero nunca
logran dominar ni la mitad de su amplísima gramática escrita.
Nunca sobra subrayar que
esto se mantiene debido a las deficiencias de nuestro sistema educativo panameño,
en manos de humanos con intereses y gente que hace "negocios" con las necesidades creadas. Así que se ponderan métedos alejados de la sabia naturaleza, para hacer dinero y no tanto dotar de capacidades a las personas sin avaricia y por el bien común y el desarrollo social.
¿Sabia naturaleza?
No importa el lugar donde se nace y se crece, el
resultado es el mismo. Al cumplir casi dos años de vida por lo general todo bebé habla sus primeras palabras como parte de su
desarrollo y aprendizaje natural.
Incluso, en Panamá los chinitos de las tiendas nacidos aquí aprenden Chino y Español juntos por oído, e igual el inglés en Estados Unidos los que están allá.
De hecho, los paisanos que llegan al país ya grandes aprenden no solo a contar rápido las monedas, sino también a hablar Español en poquitos meses.
Sabemos que en ambos casos, bebés o adultos, lo único que han tenido para aprender a hablar son sus oídos y los
sonidos del exterior que se van quedando grabados en el cerebro hasta poder pronunciar las palabras, y lo grandioso, sin costo monetario alguno.
Y lo más sorprendente de todos los bebés (en cualquier nación) es que a
pesar que sus padres no acostumbran decirle “soy mamá, soy papá”, lo primero
que pronuncian es “mamá y papá” en su idioma natal. Años más tarde,
cuando ya saben hablar, van a la escuela para aprender a escribir lo que ya saben hablar.
En otras palabras, la historia de Tarzán no es puro cuento, el cuento es cuando te pregonan "escuela / colegio bilingüe", o "aprende inglés en 3, 6, 9 meses", pero pierdes el tiempo y dinero por nada.
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Arriba: Vía Principal Calidonia, Panamá. En esta imagen, la entrada a la Peatonal de la Central, centro capitalino panameño.
Fotos: laggon19. |