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domingo, 15 de mayo de 2016

Primeros ciberdiarios en Panamá


¿Cuáles fueron?, ¿cómo eran?, ¿qué ofrecían?
He leído algunos trabajos de investigación, incluso internacionales, que equivocan involuntariamente (asumo), o por desconocimiento, las fechas exactas en que incursionaron los primeros medios convencionales panameños al Internet, a través de sus versiones llamadas electrónicas en ese entonces.
Igual que la mayoría de países, en Panamá también fueron los diarios impresos los primeros que se decidieron a tener una edición simultánea en la web, con sus ventajas y desventajas (muy diferente a la navegabilidad y flexibilidad para la creación de páginas digitales hoy día).
A manera de aporte para nuestro campo académico-profesional ofrecemos aquí nuestras fechas. 
Ciertamente el año crucial en el que inició el desafío también fue 1995 en nuestro país.  Tal como reseñamos en nuestra tesis de licenciatura de Periodismo: El diario Panamá América en su versión electrónica en Internet. El diario del futuro (1999), y citamos también en nuestro proyecto de intervención para la maestría de Periodismo Digital: La carencia de géneros periodísticos en la Estrellaonline frente a la noticia inmediata. Modelo para potenciar la información multimedia (2015), los dos diarios panameños pioneros fueron Panamá América y La Prensa.
Según la entrevista que hicimos a Rosa Guisado, en ese entonces jefa de redacción de Panamá América (el 19 de agosto de 1999), este diario sacó por primera vez su edición digital el 29 de agosto de 1995 con la dirección www.epasa.com/El_Panama_America. La versión electrónica estaba a cargo de Julieta Romero, jefa de Internet, a quien también entrevisté el día 13 de agosto de 1999.
Asimismo, salió salió la edición electrónica del diario La Prensa, escasos dos días después, el 31 de agosto de 1995, con la dirección www.prensa.com, según nos confirmó Juan Carlos Planells, gerente de operaciones en Corporación La Prensa, durante entrevista realizada el 2 de julio de 1999.

En aquellos días, Internet, como nuevo medio de comunicación o canal de transmisión simultánea, carecía de muchas de las ventajas y comodidades de hoy. Para las versiones digitales de los diarios impresos era un reto diseñar las estructuras y acomodar o presentar sus informaciones, el tamaño de las fotografías era pequeñísimo y de muy baja resolución por el peso que significaban.

Por el año 1999, otros diarios como El Siglo, ya habían lanzado sus versiones web. El desaparecido diario El Universal sacó la suya el 9 de junio de 2002.
En cuanto a los nativos digitales, se tiene registro de que el primero habría sido DiarioNet Panamá, cuya aparición fue el 30 de abril de 1998, bajo la gerencia general de Sandy Castillo.
El diario La Estrella de Panamá, con 167 años de fundación y trayectoria ininterrumpida —el más antiguo en Panamá y tercero en Latinoamérica—, a pesar de eso es uno de los últimos diarios vigentes que ingresó a Internet. Para finales de 2006 inició sus ediciones, no obstante, la nueva y actual administración data su aparición en 2008.



Les comparto el siguiente enlace especial Los Primeros Ciberdiarios en el que se muestran algunas capturas de cómo eran entonces las ediciones digitales, noticias y artículos sobre los debates de la conectividad y acceso a Internet, entre otros temas, extraídos del Anexo de nuestra tesis de licenciatura.



Los Primeros Ciberdiarios 

Otros títulos relacionados:

Retrospectiva de las nuevas tecnologías en medios panameños I


Pequeño gigante: El beeper, evolución y extinción


martes, 4 de junio de 2013

No imagino a mi hijo con un periódico bajo el brazo

Antes, los ciudadanos solo buscaban las noticias en el puesto de venta de periódicos, la calle o sintonizando el canal y la emisora favorita. Hoy, estamos en la era en que las noticias llegan directamente a los bolsillos y carterones de los usuarios de una serie de dispositivos inalámbricos.

Y es por eso que actualmente los medios de comunicación social tradicional (radio, televisoras y diarios) protagonizan los envíos de alertas noticiosas a los usuarios de celulares, correos electrónicos, computadores y tablets. Todos con el afán de competir y ser los primeros en actualizaciones. Si bien esto todavía no les genera grandes ganancias monetarias directas, sumar seguidores es una batalla importante entre los medios frente al abrumador volumen de información que se genera al instante en las redes sociales digitales, por cierto, también la nueva trinchera de los políticos.

En lo personal, no veo a mi hijo (13 años), o a los hijos de mi hijo, comprando a los 20 un periódico, ni llevarlo debajo del brazo.



Algunos medios nacionales ya se han convencido de que deben estar con y en la cibertecnología, subirse a su rueda que no parará de avanzar, para poder seguir adelante.

 Otros aún no creen en el final de Noé, o simplemente no aceptan la evolución total a lo digital, principalmente los diarios. Y es en esta realidad que se enmarca el periodismo de la actualidad, en la inmediatez, la instantaneidad cibernética, aunque igualmente considero que siempre se impondrá la necesidad de información profunda y seria.

En cuanto a la noticia, los medios compiten por ser el primero en decir algo que acaba de pasar, divulgar un video de algún incendio o protesta, repetir lo que alguien del gobierno o personalidad pública escribió en las redes. 
 Pero la inmediatez también es peligrosa para el periodismo. No en vano se suele ver despachos de TV en vivo en los que un reportero repite muletillas o frases una y otra vez, sin informar casi nada. Repetir y más adelante repetir se convirtió en rutina. 
Incluso, en las versiones digitales de diarios, televisoras y emisoras tradicionales es común que algunos reescriban lo mismo que otro publicó, casi que con las mismas palabras, anunciando que en minutos será ampliada la nota.

Lo anterior exige una mayor preparación al periodista y voluntad de los dueños de medios para invertir en mejores reportajes, crónicas, investigaciones, artículos de opinión y análisis. También para que su personal domine las herramientas tecnológicas que potenciarán los contenidos editoriales en el internet. De esto dependerá la calidad y efectividad de los mismos.

Tomando en cuenta las palabras de Ignacio Ramonet, estoy seguro que el periodista como tal – intermediario entre el hecho, el medio y la audiencia –, no se extinguirá, siempre y cuando sepa potenciar los géneros periodísticos usando los formatos multimedias, solo hay que aprovecharlos en bien del oficio y la sociedad. Solo quedará sepultado el diario y el periodista que no vislumbre la producción digital de los géneros periodísticos.

Si viajáramos al pasado veríamos con claridad que estos cambios y retos no son nuevos, lo nuevo son las herramientas tecnológicas digitales. En la época Medieval los reyes y pueblos debían esperar días a que llegara un heraldo a caballo con información de otros reinos, o en lado opuesto, enviar su mensajero para que diera a conocer las buenas y malas nuevas y esperarlo con las respuestas. Luego, con la imprenta, la actividad de hacer noticias ganó un empujón que hizo posible la emisión de información diariamente, igual que otras tecnologías dieron competencia informativa con la aparición de la radio y la televisión.

Ahora, con el internet, el periodismo convencional tiene enfrente una puerta dimensional que ha vencido la distancia y el tiempo de comunicación con distintas audiencias en el país y exterior; definitivamente un desafío para un oficio en el que equivocarse es casi imperdonable y cuesta credibilidad.

Ya no vemos al heraldo en caballo y las rotativas van por el mismo camino, al menos en lo que es hacer periódicos, pero la información veraz sigue siendo vital.
Todo el mundo quiere saber la verdad, no verdades a medias, ni informes dudosos e incompletos, ni especulaciones. Y cuando ya se ha confirmado un hecho, resulta que la audiencia exige mayores detalles de inmediato, algo que para los diarios está siendo un tormento y presagia que, en pocos años, ya no será opción salir mañana en papel con lo mismo que todos supieron hoy, sino salir hoy con todo, y ese hoy está en abordar el transbordador del internet.

Ahora, ante esta vorágine informativa instantánea que puede enloquecer a cualquiera, imagine por un momento a 100 mil personas suscritas recibiendo información periodística investigada y de calidad, solo por un dólar al mes. Después de todo, la información, nunca dejará de ser un negocio.

Entrada de La Estrella de Panamá (fundado en 1849), vieja Linotipia (i) 
y expendedora de diarios (d). Foto Laggon19.