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lunes, 9 de marzo de 2015

El futuro de los diarios impresos



Tratar el tema no solo sustenta la urgencia de ajustar la variedad de géneros periodísticos al entorno digital, más allá de la noticia simple, sino que también dimensiona la cantidad creciente de artículos y entrevistas publicadas sobre las opiniones y vaticinios de reconocidos actores del periodismo, la mayoría cada vez más convencidos de la “mala noticia”.

 En 20 años no habrá más periódicos impresos. Si lo hacen, tal vez serán considerados un artículo de lujo en algunos hoteles”, sentencia Jeff Bezos según una entrevista dada a la revista Berliner Zeitung de Alemania, la cual cita una publicación del diario La Prensa en Panamá (El periodismo se juega su futuro en la era digital, 2014).

Irónicamente el artículo de este reconocido diario impreso nacional se inicia con una entrada breve que al analizarla admite la incompetencia del papel periódico: “Con Internet y la explosión de redes sociales, la prensa impresa se ha quedado pequeña”. Su texto destaca la creencia equivocada de que cuando Bezos, magnate millonario de Amazon, adquirió el legionario diario The Washington Post, muchos pensaron que pronto encontraría la fórmula para cambiar el futuro de los diarios impresos y hacer rentables las ediciones web. Mas su visión subraya la desaparición de los periódicos y que la lectura será a través de las tabletas digitales.

Por su parte, Gumersindo Lafuente, considerado en España el precursor del periodismo digital de habla hispana por impulsar las versiones digitales de El País y El Mundo ––director de elmundo.es–– y crear el sitio informativo soitu.com, piensa igual que Bezos, aunque sin bajar la guardia. Prevé el cambio supremo a lo digital, pero solamente sobrevivirá la marca [nombre del diario impreso], siempre que se mantenga la credibilidad y se siga siendo útil a la comunidad (Diario La Prensa, 2014):

“Si hay un futuro para el periodismo y para los periodistas, es digital... Sí tenemos la intuición de que el papel de los periodistas seguirá siendo importante, pero en un entorno en el que no dejan de crecer las exigencias de rigor y compromiso con unas audiencias que cada día tienen más herramientas para auditarnos”.

Bien se refiere Lafuente a que el panorama edifica elevados retos, entendiéndose que no hay espacio para los errores editoriales, frente a un público dotado de recursos para ventilarlos, saturado de información y sitios abundantes para servirse cuando quiera, dispuesto a hacer valer su criterio y opiniones variadas que ya no se pueden ignorar ni ocultar.

En las comparaciones del exdirector del diario español El Mundo, Pedro Ramírez, el periódico supera la importancia de su soporte, el papel, y a pesar de haber sido siempre usado, “esa tendencia desparecerá” (Eldiario.es, 2014).

Ramírez define el diario impreso como “un proyecto intelectual y una manera de mirar a la sociedad”, dejando entender que ese es su espíritu, al tiempo que vislumbra un futuro más próspero en el oficio, ya que se puede hacer buen periodismo con el nuevo soporte digital. "Estamos viviendo la paradoja de que cuanto más palpable es la información más medios de comunicación cierran".



Se reconoce en los foros, congresos y debates que la crisis de los medios impresos continúa su tendencia negativa casi a nivel global. Cifras resumidas en el artículo de La Prensa (2014) dan cuenta de la situación: 
Solo en España cerraron 197 medios de comunicación en cuatro años (2008-2012), según un informe de la Asociación de la Prensa de Madrid. En Estados Unidos, el sitio en internet newspaperdeathwatch.com lleva un inventario de los diarios que han claudicado. En Norteamérica y Europa, la circulación de los impresos ha caído 5.3% y 5.2%, respectivamente. Curiosamente, todavía crece en América Latina (2.6%) y Asia (1.5%).

La cronista y escritora Leila Guerrero, consultada por el diario Elfaro.net (2014), asegura que sí hay una crisis en los medios de comunicación, aunque no en el periodismo ni los periodistas. Guerrero, entre los pocos optimistas, cree que todavía los medios masivos tienen mucho por delante. Solo están pasando momentos de confusión porque notan la pérdida de lectores. La desesperación los ha llevado a mantener prácticas desacertadas. Por eso, a su parecer, “yerran en la manera de retener a los que no se les han ido, porque optan por las notas cortas y simples… Hay medios que están tratando a sus lectores como si fueran imbéciles”.

Sin embargo, el maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Miguel Ángel Bastenier, manifiesta su incredulidad realista sobre ambos entornos, papel y digital (FNPI, 2014):

El discurso más habitual es el de que el periodismo sigue vigente pese al advenimiento de la realidad on-line, que lo único que cambia es el soporte, el espacio electrónico en lugar del papel, e incluso haciendo gala de un considerable optimismo, que el papel y el digital pueden seguir su camino juntos en feliz colaboración. Pero yo no estoy del todo convencido de que la realidad sea tan geométrica; que el papel se halla en una situación gravísima está fuera de toda duda; son contados los diarios que ganan dinero y el digital aún no da verdaderos beneficios.


Ciertamente, en lo digital la brecha entre lo que escriben los periodistas y lo que leen los usuarios está muy clara actualmente, por lo cual es otro gran desafío, sujeto a la transformación de los géneros periodísticos para atizar la inmediatez.

El Internet permite a los usuarios decidir qué leer, ver y oír, a diferencia de las épocas cuya única opción era comprar el diario completo y separar la sección de deportes, de entretenimiento. Por ello, Pablo Boczkowski y Eugenia Mitchelstein, en entrevista publicada por el blogs Periodismo con futuro de Elpais.com (Pereda, 2013), afirman que “el desafío para los medios de comunicación ya resulta evidente en sus pérdidas económicas, la reducción de ingresos por publicidad ––exacerbada por la crisis económica–– y en la dificultad para retener una audiencia cada vez más dispersa”.

“El uso de los medios interactivos, especialmente entre las generaciones más jóvenes, invita a plantearse un cambio de paradigma para el periodismo” (Fondevila Gascón, 2008).

De acuerdo con éstos visionarios del periodismo moderno, podemos indicar que los próximos dos, cinco, diez, quince años, definitivamente serán cruciales para los diarios de papel, a la vez que para los digitales cuyo periodismo podría no superar el vacío inmediato, presionados por ser los primeros en divulgar y por la sed informativa y competitiva de sus propios usuarios, quienes también divulgan, al instante. Podría ser que esa inmediatez mantenga a los impresos como profundizadores de los hechos mediante la fuerza de sus géneros, como algunos lo están haciendo. Sin embargo, el tiempo de espera para que la situación se estabilice es demasiado y cada año de pérdidas es irrecuperable, mientras sigan cayendo los lectores y la publicidad.

Eso pone a los periódicos en la situación del gusano en el anzuelo. ¿Quién quiere comprar un periódico si lo puede leer en Internet? Las personas suelen decir ahora: “Leo las noticias en Internet”.

Y si el camino convencional se muestra sin salida, el avance imparable de la tecnología ––aliado y quizá villano–– inevitablemente exigirá más al periodismo digital, debido a la incursión de la llamada Web 3.0 que supone el alcance de la inteligencia artificial. Ya desde hace años las salas de redacción de periódicos tradicionales entendieron que responder cinco o seis preguntas para una entrada noticiosa podía hacerlo la secretaria o un niño llenando espacios, incluso robots. Esto llevó al perfeccionamiento de nuevos estilos que solo la inteligencia humana puede crear y en ello resultaron efectivos los otros géneros periodísticos, los cuales nunca han dejado de evolucionar.


La integración o fusión de la redacción convencional, a la sala digital, resulta entonces inminente, y ¡urgente!





miércoles, 4 de junio de 2014

Descubriendo la piratería


Seguro recordarán mi primer suplemento multimedia: Balboa ¿Héroe o Villano?, cuya producción lancé en septiembre del año pasado (después de largas noches sin dormir y días de mucha faena). El mismo incluyó textos literarios, historietas, dibujos animados (cuando empezaba a aprender hacerlos), vídeos, entrevistas y demás secuencias fotográficas para desempolvar la historia del avistamiento del Mar del Sur por parte de colonizadores españoles, liderados por Vasco Núñez de Balboa.
Bueno, resulta que hace poco, buscando enlaces y otras cosas para llenar un importante formulario de preguntas, descubrí con sorpresa, que los vídeos producidos al parecer fueron pirateados por páginas web que comercian con ellos. No solo éstos, también otros que he lanzado a YouTube con la intención de informar. Esto a pesar de tener bajo licencia cc para uso no comercial. Lo triste es que para verlos es necesario pagar con tarjeta de crédito, algo que no me atreví dar, ante el riesgo posible de fraude cibernético a mi cuenta. Sigo investigando...
Por lo pronto, les dejo algunas capturas de pantalla que hice, y el vídeo de promo de dicho trabajo, uno de los primeros cuando aprendía a sacar el jugo a los recursos gratuitos del internet.

Si quieres ver el especial Balboa ¿Héroe o Villano? dale clic! a las celestes, a la imagen arriba o a la pestañas superior con el mismo título.



Acá las capturas:





martes, 15 de abril de 2014

Semana de reflexión e imágenes que marcaron la espiritualidad en Panamá

Papa Juan Pablo II, Panamá 1983
En víspera de la Semana Mayor es necesario reflexionar en cuanto al acontecer nacional y, sobre todo, mirando nuestros principios e interior personal. Hace poco me encontré a uno de mis padrinos de infancia: Rogelio Achurra, uno de los fotógrafos de periodismo que ha retratado a Panamá, sus figuras como Omar Torrijos y Noriega, y hechos históricos. Lo ha hecho desde la década de los 70, cuando la tecnología fotográfica se amparaba en el conocimiento humano para ajustar la lente. Y aún sigue caminando por las calles con su maletín, cámaras convencionales y guayabera mangalarga, esperando el instante del flash a la historia. En un café de la Peatonal nos sentamos a charlar. Me mostró fotos de ese archivo secreto que los fotógrafos de antaño guardan hasta lo último. Yo solo pude capturar con mi celular algunas que con gusto me permitió pillar. Y me obsequió dos de papel, las cuales comparto entre las que tomé... Quedamos de volver a tomar otro café y espero pillar otras para registrar parte de ese tesoro en la era digital ...
Los invito a que den un click! y hagan un rápido viaje por estas imágenes, ingresando a la página Innovación Y más en Facebook.

jueves, 13 de marzo de 2014

Están desapareciendo los géneros periodísticos en los diarios digitales de Panamá


En las dos últimas décadas, la expansión de las nuevas tecnologías en la vida y las tareas de las personas en todos los ámbitos ha significado un acelerado avance en el desarrollo humano.
Más allá de las ganancias económicas a empresas comercializadoras y fabricantes de tecnologías, la expansión del conocimiento y la comunicación entre las personas, en casi todo el mundo, han sido directamente beneficiadas. Las barreras de la distancia y el tiempo son ahora cosa del pasado, siendo que la interacción y comunicación de los millones de usuarios en el internet es solo cuestión de un ¡clic!

Las nuevas tecnologías igualmente han dado un gran empuje al campo de la comunicación social, especialmente el periodismo. Contrario al temor que generaba la presencia de las pequeñas computadoras Apple, en las distintas salas de redacción nacionales, a partir del año 1992, el proceso de elaboración de las noticias se hizo cada vez más fácil y rápido en cualquiera de los medios gracias a su digitalización.

Hoy día, los diarios, noticiarios de emisoras y de canales de televisión convencionales han trasladado su presencia informativa al internet, que entre otras ventajas, les ha cumplido a los periodistas y dueños de medios de comunicación social el sueño de conocer inmediatamente las reacciones (retroalimentación) de los lectores y/o audiencia, quienes pueden hacer comentarios públicos debajo de cualquier publicación, en vez de enviar un correo postal o hacer una llamada aislada a la sala de redacción. El destino de las informaciones no se limita a los visitantes del país, sino a los usuarios de internet en cualquier parte del planeta.

En esta evolución periodística digital, la aparición y popularidad de las distintas redes sociales en el internet vino a reforzar esa interacción directa de los ciudadanos (receptores en la comunicación convencional) con respecto a lo que publican los medios, pero simultáneamente también convirtieron a todos los ciberparticipantes en emisores. Tanto es así, que los propios medios de comunicación social están obligados a monitorear las redes sociales, no solo para medir el impacto de sus noticias o algún suceso, sino también para nutrirse de información que interesa al público. Las reacciones de la audiencia y sus opiniones ya no son exclusivas de los medios, incluso, tampoco son los medios los que exclusivamente definen qué es importante o qué debe publicarse para que la población esté informada. Los usuarios de las redes están destronando cada vez más ese privilegio al llamado “cuarto poder”.

De esta manera, en el caso de los diarios panameños que han saltado sus versiones digitales al internet, parece haber más interés en actualizar al instante las noticias y no tanto en profundizarlas, limitando su oferta informativa, por ejemplo, a lo que ha dicho el Presidente, sus opositores o lo que ocurre inesperadamente… Buscan ser los primeros en dar a conocer algo y lograr mayor cantidad seguidores y publicaciones virales, dejando a un lado el periodismo profundo y analítico que oriente a la población en sus decisiones.

En esta vorágine digital, ya nadie tiene que salir a buscar las noticias comprando un periódico, sintonizando el noticiero radial o de televisión, porque ahora la información llega al instante al bolsillo mediante el celular, las tablets y a la pantalla del computador con las “alertas” que envían los medios cibernéticos.

Es un escenario en el que los diarios de papel nacionales están resultando los más afectados, pues cada vez parecen tener menos publicidad y menos lectores. Mientras tanto, el horizonte muestra un futuro incierto debido a que la siguiente generación es, si se permite decirlo así, de sangre digital...