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martes, 4 de agosto de 2015

Hablando de censura…

El proyecto de ley presentado para dignificar el ejercicio del Periodismo en Panamá genera el revuelo esperado. El debate en distintos círculos se torna tan candente que ya parece discusión entre fanáticos religiosos. Ahora los opositores a la ley aseguran que el documento sería un instrumento para la censura debido a las funciones de la junta técnica. En mi opinión, dependiendo de a quiénes se les otorgue esas funciones todo es posible, no obstante, no sería nada nuevo.

Por eso hay que sacar a flote varias realidades para enriquecer el debate, y el documento.

¿Quién cree que la censura no existe actualmente? La peor censura a los periodistas es la que aplican todos los días muchos dueños de medios y jefes sin ética cuando dicen: “no publiques nada de eso”, caso reciente, la huelga en una cervecería que duró semanas y todos sabemos porqué nada se publicó en la mayoría de medios masivos ¿o todos? Muchos otros casos y voces se quedan sin espacio igualmente. De hecho, ellos —los medios— igualmente deciden sin reglamento laboral si contratan a un profesional graduado, a un estudiante de escaso un año universitario o a tantos usurpadores que amparan sus intereses políticos y particulares —el cuento de “por el país” es eso—. En éstos últimos está la razón real del proyecto.
¡Ah! También deciden los salarios tipo “lo tomas o lo dejas, o busco otro sin problemas”. Con el tiempo, si ya no les conviene o llega un jefe nuevo, decidirán la manera como lo despiden, casi siempre después que el colega ha soportado las artimañas laborales aplicadas para hacerlo renunciar.
Entiendo la preocupación de los caricaturistas, como eso, caricaturistas, nunca escucho que son periodistas. Es un talento nato muy distinto que añadió la prensa escrita para hacer opinión gráfica jocosa, la cual solo surge del artista o una idea editorial. Considero entonces que los gremios proponentes pueden incluirlos como excepción del proyecto.

ORDENAR Y TENER DERECHOS
Pero hay otras variantes vinculadas que deben desgranarse: fotógrafos-camarógrafos… En Panamá conozco pocos fotógrafos que además hagan sus notas periodísticas, a diferencia del exterior donde sé que hay y hasta llegan a ser docentes universitarios por su preparación.
Sin embargo, en televisión, además de los usurpadores de cuello político, se dan casos de camarógrafos que por falta de reporteros un día el medio los eleva a la pantalla, especialmente los de cámaras callejeras. Esta es otra razón por la cual todas las profesiones requieren regulaciones, incluso para que cada persona pueda defender sus derechos y cumplir deberes.
Buen ejemplo nos da la medicina, con tantas especialidades el médico es médico, la enfermera, enfermera… No quiero decir con ello que me opongo a la superación personal-profesional, por el contrario, la aplaudo, solo que el medio debe promulgar a sus talentos la superación real (no solo seminarios) mediante las universidades. Si la excusa es la falta de tiempo, significa probablemente que esa persona está vulnerada en sus derechos laborales con jornadas extendidas fuera de las normas. O el peor de los casos, debe tener dos-tres empleos para sobrevivir.

Que el documento puede tener generalidades y elementos confusos es cierto, debe debatirse y mejorarse, por su buen sentido, por el bien de la profesión, el bien común de las mayorías y, como no, por la libertad de expresión de los periodistas. Mas no considero que deba ser eliminado como algunos quieren.

CONTRADICCIONES
Respeto los criterios, pero leo posturas tan denigrantes a la profesión como estas: “cualquiera que sepa escribir o hablar puede ser periodista”; “no es necesario ir a una Universidad porque cualquiera puede hacerlo”; y como siempre, que es un “atentado contra la libertad de expresión” —esa misma que fue negada a los huelguistas de la Cervecera y que el poder de las redes sociales denunció—.

Veamos, hace poco la prensa nacional le cayó encima a un falso médico político ocupando un alto cargo público. También ha pasado con jueces portadores de títulos brujos. Criticamos a los "ninis" y los mandamos a estudiar, luego decimos que para el periodismo no hay que prepararse ni lograr diplomas que a muchos le costó sacrificios. Qué le dirán los graduados a sus hijos, “estudié por gusto”.

Leo a diario quejas de la audiencia por fallas en los medios, incluso de periodistas de medios por la usurpación descarada de la profesión, aquellos que de pronto tienen cintillos de periodistas, pero se dedican a la política y otras profesiones. Ni siquiera pueden ampararse en el talento, ni el empirismo porque esa época tuvo sus buenas décadas.


Mientras hay quienes cómodamente denigran la preparación académica superior, como si la profesión debiera depender de “cualquiera”, para abaratar salarios y manipularla, no es casualidad que gran cantidad de jóvenes sigan entrando a los salones universitarios por un mejor futuro y por un Panamá justo sin corrupción. Muchos lo hacen en Comunicación Social. ¿No tienen derecho a ganar salarios dignos y ser respetados por sus esfuerzos? ¿O debemos continuar la era de los periodistas mal pagados? ¿No es esa la más cruel de las censuras?


martes, 7 de julio de 2015

Los periodistas y su exterminador en la era digital

@laggon19

Importante para todos, especialmente periodistas. Acá en nuestros medios digitales panameños estamos fijos a la noticia inmediata y de pobre contenido, a menudo repetitivas de lo que dice alguién y un mismo ángulo para sumar clics. Hasta allí. 

Mientras, la prensa de papel agoniza porque todo es "periódico de ayer" y el reporterismo no aspira a los géneros de profundidad (por varias razones). 

En la TV se vive del sensacionalismo, la repetición y la manipulación con "caras, sabor y color " político descarado. 

Todo esto sin dejar de lado los errores de redacción, ortografía y palabras o frases mal dichas. Actualmente se escucha decir por ahí "yo me informo con las redes sociales, ¿para qué entrar a los sitios web informativos?

Hace años, los que trabajamos periodismo escrito y llegábamos a editor, entendimos que una noticia podía hacerla una secretaria, un niño o una máquina programada para llenar los espacios del qué, cuándo, quién, dónde y cómo, inclusive el porqué. 

En medios españoles hace años la robótica arma noticias para ocuparse los periodistas de hacer otros géneros de profundidad, como reportajes analíticos, crónicas, investigaciones. 

Ciertamente sobrevivirá el periodista que promulgue contenidos editoriales profundos y multimedia. Y permanecerán los medios que vayan más allá de la "inmediaestupidez", haciendo pausas para la profundidad en su oferta editorial.

Todo lo demás ya lo hacen los usuarios de Internet al compartir lo que quieren, cuando y donde quieran. También lo hacen los programas robots, esos mismos que te envían felicitaciones de cumpleaños o te recuerdan quién cumplirá. Te ayudan a buscar información en la web y hasta te dicen quién es ese tuiter@ que quizá conoces o es el más popular en tu red.

Les comparto mi Proyecto de Intervención e investigación para el título de magister en Periodismo Digital: La Carencia de los Géneros Periodísticos de Profundidad en el Diario EstrellaOnline Frente a la Noticia Inmediata. Modelo Para Potenciar la Información Multimedia.

Más en ¿Periodistas reemplazados por robots?


@laggon19


martes, 11 de junio de 2013

Géneros periodísticos con patas y motor

Un reportaje aburrido es como un bloque pesado arriba de nuestra cabeza, o un plato de comida sin sabor, si se te obliga a leerlo. 
Para darse cuenta de eso no hay que ser experto en periodismo y lo mismo aplica para la crónica, entrevista, artículo y columna de opinión.

El más común y peor de los casos es, cuando el texto, –no importa el género–, está macarrónico. Tan enredado que probablemente ni el propio periodista que lo escribió lo entiende.

Ahora bien, pensemos: ¿Tendrá el lector obligación de leer eso? Seguramente no.

Bien advierte el maestro Gabriel García Márquez que si no enganchas, atrapas y tomas de la mano al que lee, desde las primeras líneas, éste se soltará y abandonará tu texto.

Incluso, un buen título siempre debe provocar que se lea el primer párrafo, y el primer párrafo que se lea el segundo, y así sucesivamente. Y aun cuando el lector no tenga tiempo y suelte la lectura por un momento, volverá a ella si está atrapado, enamorado -algo que no es fácil-.

Pero saber si estamos escribiendo algo que sirva, que sea nuevo y capture la atención sí es fácil. A diario pueden verse reportajes sobre el turismo o la situación de una provincia, museos, obras… que en nada se diferencian de lo que podemos encontrar en las páginas web de turismo e institucionales, esos que están llenos de datos sin fuentes y que abundan en el internet. ¿Entonces para qué dar lo mismo a tus lectores, televidentes, oyentes y cibernautas?

La clave está en la variedad de fuentes. Un reportaje sin fuentes, sin debate, sin la versión de las partes involucradas al tema, es como una mesa sin patas o un carro sin motor, ambas cosas no tienen sentido. Solo al ponerle patas a la mesa o al carro su motor tienen esencia. De igual modo el reportaje cobra vida si se contrasta lo que señalan los entrevistados, los estudios, datos e informes.

Importancia de las fuentes

El contraste rompe el hielo del texto frío, el cual, huérfano de fuentes, sabe a opinión personal y no pasa de ser gacetilla de relaciones públicas aún si tuviese la versión de una parte.

Es lo mismo que pasaría si escribiéramos noticias sin ninguna fuente, no serían más que comentarios del o los periodistas que firman. La noticia con una sola versión en tanto, tampoco tiene equilibrio. Requiere de voces que sustenten los pro y los contra para ser imparcial, más porque, a diferencia del reportaje, no es saludable que el periodista exponga juicios propios, y si hiciere interpretaciones, tendrá que basarlas en los planteamientos de sus entrevistados, informes y documentos...

La esencia de la noticia y del reportaje es que tengan las dos o más caras de lo que se informa.

Y lo que hace grande un reportaje, después de ponerle patas o conectarle el motor, es que igual a la mesa y el auto, siempre se puede adornar para que sea más atractivo. Así como Casanova al vestirse para salir y enamorar.

Las situaciones importantes, curiosas y particulares del tema, o simplemente anécdotas y comparaciones, son como accesorios – y a la vez parte del cuerpo – que ofrecen una gama de posibilidades para enriquecer el texto de principio a fin. Es lo que acabará de matar cualquier línea aburrida en el texto, dándole vida al reportaje o escrito en la mente de los lectores.

Recursos de lujo

Tanto para el reportaje como la crónica aplica el uso de recursos literarios, descriptivos, narrativos y creativos que dependen de las habilidades del periodista al escribir. Quizás la diferencia más notable entre ambos géneros es que en el caso de la crónica, lo que se escribe debe perdurar en el tiempo, igual que la novela literaria. El reportaje tiene su por qué en lo actual. La crónica además puede centrarse en un solo personaje, lo que ocurre en un parque, lo que pasó en el estadio durante el partido de fútbol, sin tener como fuentes principales a los jugadores o técnicos como se haría en el reportaje.

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lunes, 10 de junio de 2013

Periodismo a la moda multimedia

Los géneros periodísticos por naturaleza nacieron extensos, mientras que la tendencia que se fomenta para el internet es la lectura de textos cortos – en lo cual me parece que se puede estar amparando la falta de cultura y la pereza, si no, miren la cantidad de libros que son leídos en la web y las notas de análisis de diarios digitales europeos –.


Un reportaje que solo tenga dos fuentes en 36 líneas puede quedar siendo una noticia ampliada, pero si triplica esa cantidad de líneas y carece de “motor y accesorios” será más aburrido en la pantalla, lo que plantea serios peligros para el periodismo.


Por suerte, el internet facilita con sus nuevas herramientas el trabajo periodístico, para escribir poco o lo necesario, como se quiera. 
Con los recursos multimedia puedo plantear el debate del reportaje en 36 líneas y ofrecer a los ciberlectores un vídeo de las entrevistas para ampliar.


Puedo agregar secuencias de fotografías del lugar o la problemática, incluir hipertextos dentro del texto principal para nutrir y evitar explicaciones extensas que pueden complicar la lectura, añadir infografías animadas, mapas e hipervínculos de temas relacionados que complementen.


Puedo emitir avances cortos a los seguidores del Twitter o Facebook para que ingresen al portal y lean el trabajo.

Esto es parte del periodismo moderno que ya está en las manos de las audiencias inalámbricas. Con nuevas plataformas digitales, nuevos diseños para presentar los géneros periodísticos, una nueva forma de informar e informarse usando solo la punta del dedo. Para el periodista, la era multimedia despliega accesorios fantásticos para vestir sus trabajos a la moda.
Redacción del diario La Estrella de Panamá, mayo 2013. Foto Laggon19.

martes, 4 de junio de 2013

No imagino a mi hijo con un periódico bajo el brazo

Antes, los ciudadanos solo buscaban las noticias en el puesto de venta de periódicos, la calle o sintonizando el canal y la emisora favorita. Hoy, estamos en la era en que las noticias llegan directamente a los bolsillos y carterones de los usuarios de una serie de dispositivos inalámbricos.

Y es por eso que actualmente los medios de comunicación social tradicional (radio, televisoras y diarios) protagonizan los envíos de alertas noticiosas a los usuarios de celulares, correos electrónicos, computadores y tablets. Todos con el afán de competir y ser los primeros en actualizaciones. Si bien esto todavía no les genera grandes ganancias monetarias directas, sumar seguidores es una batalla importante entre los medios frente al abrumador volumen de información que se genera al instante en las redes sociales digitales, por cierto, también la nueva trinchera de los políticos.

En lo personal, no veo a mi hijo (13 años), o a los hijos de mi hijo, comprando a los 20 un periódico, ni llevarlo debajo del brazo.



Algunos medios nacionales ya se han convencido de que deben estar con y en la cibertecnología, subirse a su rueda que no parará de avanzar, para poder seguir adelante.

 Otros aún no creen en el final de Noé, o simplemente no aceptan la evolución total a lo digital, principalmente los diarios. Y es en esta realidad que se enmarca el periodismo de la actualidad, en la inmediatez, la instantaneidad cibernética, aunque igualmente considero que siempre se impondrá la necesidad de información profunda y seria.

En cuanto a la noticia, los medios compiten por ser el primero en decir algo que acaba de pasar, divulgar un video de algún incendio o protesta, repetir lo que alguien del gobierno o personalidad pública escribió en las redes. 
 Pero la inmediatez también es peligrosa para el periodismo. No en vano se suele ver despachos de TV en vivo en los que un reportero repite muletillas o frases una y otra vez, sin informar casi nada. Repetir y más adelante repetir se convirtió en rutina. 
Incluso, en las versiones digitales de diarios, televisoras y emisoras tradicionales es común que algunos reescriban lo mismo que otro publicó, casi que con las mismas palabras, anunciando que en minutos será ampliada la nota.

Lo anterior exige una mayor preparación al periodista y voluntad de los dueños de medios para invertir en mejores reportajes, crónicas, investigaciones, artículos de opinión y análisis. También para que su personal domine las herramientas tecnológicas que potenciarán los contenidos editoriales en el internet. De esto dependerá la calidad y efectividad de los mismos.

Tomando en cuenta las palabras de Ignacio Ramonet, estoy seguro que el periodista como tal – intermediario entre el hecho, el medio y la audiencia –, no se extinguirá, siempre y cuando sepa potenciar los géneros periodísticos usando los formatos multimedias, solo hay que aprovecharlos en bien del oficio y la sociedad. Solo quedará sepultado el diario y el periodista que no vislumbre la producción digital de los géneros periodísticos.

Si viajáramos al pasado veríamos con claridad que estos cambios y retos no son nuevos, lo nuevo son las herramientas tecnológicas digitales. En la época Medieval los reyes y pueblos debían esperar días a que llegara un heraldo a caballo con información de otros reinos, o en lado opuesto, enviar su mensajero para que diera a conocer las buenas y malas nuevas y esperarlo con las respuestas. Luego, con la imprenta, la actividad de hacer noticias ganó un empujón que hizo posible la emisión de información diariamente, igual que otras tecnologías dieron competencia informativa con la aparición de la radio y la televisión.

Ahora, con el internet, el periodismo convencional tiene enfrente una puerta dimensional que ha vencido la distancia y el tiempo de comunicación con distintas audiencias en el país y exterior; definitivamente un desafío para un oficio en el que equivocarse es casi imperdonable y cuesta credibilidad.

Ya no vemos al heraldo en caballo y las rotativas van por el mismo camino, al menos en lo que es hacer periódicos, pero la información veraz sigue siendo vital.
Todo el mundo quiere saber la verdad, no verdades a medias, ni informes dudosos e incompletos, ni especulaciones. Y cuando ya se ha confirmado un hecho, resulta que la audiencia exige mayores detalles de inmediato, algo que para los diarios está siendo un tormento y presagia que, en pocos años, ya no será opción salir mañana en papel con lo mismo que todos supieron hoy, sino salir hoy con todo, y ese hoy está en abordar el transbordador del internet.

Ahora, ante esta vorágine informativa instantánea que puede enloquecer a cualquiera, imagine por un momento a 100 mil personas suscritas recibiendo información periodística investigada y de calidad, solo por un dólar al mes. Después de todo, la información, nunca dejará de ser un negocio.

Entrada de La Estrella de Panamá (fundado en 1849), vieja Linotipia (i) 
y expendedora de diarios (d). Foto Laggon19.

lunes, 27 de mayo de 2013

¿Estamos los periodistas en extinción?



Protesta contra la dictadura norieguista. Foto tomada de El Siglo-La Estrella


A finales de los 80, cuando en Panamá la dictadura norieguista ya no tenía que esforzarse para ser odiada por la mayoría de la población y los medios de comunicación social que se le oponían habían sido cerrados, algo especial ocurrió en cuanto a comunicación. Todos los ciudadanos (y en especial políticos y los militantes civilistas) tenían que conectarse de alguna manera e informarse de lo que hacía el régimen.
 A la vez, con las garantías democráticas suspendidas, anónimamente los promotores de la llamada Cruzada Civilista tenían que acordar las fechas y horarios de sus protestas “pito, paila, pañuelos” y, correr la voz, para sumar multitudes. 

Para esos días, con el llamado cuarto poder censurado, el internet y el celular estaban a décadas de apoderarse de los bolsillos del panameño/a. ¿Entonces cómo hicieron? El área bancaria, principalmente en la Calle 50 y Vía España, era el epicentro de estas protestas blancas: Pañuelos y royos de papel higiénico desplegados como serpentinas desde edificios de bancos y empresas. 
Así, entre pitos y tocar de pailas al unísono, todo ocurría siempre puntualmente.
Los banqueros, empresarios y oficinistas tenían un aparato que escapaba de la censura: El fax (facsímil), el cual permite la transmisión telefónica de texto e imágenes a otro número conectado a una impresora y viceversa. Incluso hoy día, tras la incursión del internet y otros avances, es muy utilizado por empresas y entidades que requieren confidencialidad de sus documentos, debido a que es menos vulnerable a ser interceptado.
Al leer el planteamiento de IgnacioRamonet, director de "Le Monde Diplomatique", quien frente a los cambios de la revolución digital indica que “los periodistas están en vías de extinción”, me doy cuenta que tiene mucho de cierto. Solo tenemos que imaginarnos el escenario con el que inicio este breve artículo, como si ocurriera hoy, y podemos entender nuestra realidad como periodistas sin caer en pesimismos.
Si el fax pudo conectar, comunicar e informar, quien podría negar que en la actualidad el internet, las tablets, las redes sociales y celulares no son un nuevo poder en manos de los ciudadanos. Y miremos con detenimiento que Ramonet se refiere a la extinción de los periodistas, no tanto de los medios: Diarios, televisoras, emisoras, los cuales (sin intermediario-periodista) fácilmente parecen suscribirse a la sutil dictadura de la inmediatez (información instantánea), a bien de lograr su principal objetivo, el económico.
Pero, como dice Ramonet, lo instantáneo y la falta de intermediario, supone grandes riesgos. Por eso considero que, ante tanta información desordenada, las sociedades necesitarán siempre hacer pausa, reflexionar y analizar lo que ocurre. 

Considero que hay esperanza para el periodismo serio, confiable, profundo, analítico. Dependerá de que cada periodista esté consciente del fenómeno que enfrentamos y fortalezcamos los géneros periodísticos en esta era digital para hacer la diferencia ante tanta información.

Si bien la ciudadanía puede, en cualquier parte, postear sus quejas, comentarios y sugerencias de forma casi directa a una autoridad X, aún somos nosotros los periodistas quienes hacemos investigación, y portamos la credencial para cuestionar, por ejemplo, cara a cara, a un presidente. 
La clave está en prepararnos y adaptar el potencial de los géneros a los formatos multimedias.

Mira la presentación especial de este artículo: ¿Estamos los periodistas en extinción?

Lea aquí los planteamientos completos de Ignacio Ramonet: El Periodismo del Nuevo Siglo.

"El periodismo no es para señoritingos": Les comparto también esta entrevista reciente al maestro del FNPI, Miguel Ángel Bastenier.

viernes, 17 de mayo de 2013

Modos de ser de la mayoría de panameños


Una señora lee temprano un diario en la estación de gasolina de La Cresta, centro capitalino. Foto Laggon19/mayo 2013.
En Panamá se sabe que la cultura es diversa debido a la influencia autóctona y del exterior que data desde la época colonial, pasando por lo que dejaron los españoles al conquistar el territorio, en contra de la voluntad indígena, las costumbres de los africanos traídos por los colonizadores, los chinos que llegaron durante la construcción del Canal, los estadounidenses y posteriormente grupos árabes e hindú, entre otros.
Tomando en cuenta esta variedad de razas y costumbres, es importante considerar algunos ejemplos del comportamientos no adecuados del panameño/a que sería bueno empezar a cambiar:
  • Es dado al oportunismo (todos le llaman 'juega vivo'). Por ejemplo: Evita hacer filas en cualquier parte, no quiere ser el último; le cuesta esperar, aún si fue quien llegó tarde. El panameño que conduce un taxi acostumbra a decir 'no voy' a los nacionales que viajan lejos o a donde no le conviene, pero si es un turista lo lleva al fin del mundo y le exgera las tarifas. Si es funcionario público, cierra ventanilla de pagos 15 minutos  antes de su salida, en el mejor de los casos, y en el peor, 30 minutos antes. En los estacionamientos, el 'bien cuidao' de los indigentes y desempleados es obligatorio y también es objeto de aumentos.
  • En cuanto a sus finanzas, el panameño pide prestado para gastar. Ahorrar de su sueldo, así sea un dólar cada vez que cobra, no es su meta.
  • Juega lotería religiosamente y muchos en los casinos, aunque nunca ganen nada. Y si ganan, igual vuelven a apostarlo para perder.
  • No es necesario ser pudiente para gastar ostentosamente (hasta lo que no tiene) para aparentar y lograr aceptación.
  • Cree en las ofertas, sin leer los contratos de crédito al detalle, y mucho menos las letras pequeñas.
  • La puntualidad es poco valiosa, por lo que planificar le cuesta trabajo.
  • Busca tener primero el último modelo de auto o vivir en una residencial, en vez de invertir primero en un negocio que le de para lo anterior.
  • No se siente ni español, ni indígena, ni mestizo, ni anglosajón, pero le gusta seguir la moda que ve en la publicidad. 
  • Es común que porte dos celulares de lujo y varias facturas por pagar en la cartera. 
  • Toma en cuenta más el valor del puesto que el valor de la persona que lo ocupa.
     En lo religioso, cree fielmente en Dios, pero quizás no ayude a su prójimo. De hecho, es Dios quien tiene que resolverle a él y a los demás. 
    Y en lo político, si es el candidato, suele hacer promesas así sean imposibles. Si es el elector, puede darle el voto al candidato que le prometió un trabajo, y si no, entonces vota por cualquiera, aunque el país siga con los mismos problemas.
    El panameño/a siempre guarda la esperanza de un mejor mañana a pesar de los problemas y dificultades. Foto Laggon19
     

martes, 14 de mayo de 2013

El reto del periodismo en la sociedad de la información

Juan Equis, empresario exitoso que desayuna en Madrid y por la tarde se encuentra en Londres para una reunión de negocios, no tiene problemas para informarse. Al día siguiente puede encuentrarse en el aeropuerto de Atlanta, Estados Unidos para otro proyecto y en la espera de su vuelo, como todos los días, antes de empezar su faena, al mediodía, tarde o noche, lee el diario El Mundo y El País, el The New York Times o el The Washington Post.
Juan pasa delicadamente con la punta de su dedo índice las páginas para enterarse de todo. Pero ya no son páginas de papel periódico como antes, sino las páginas digitales que fielmente simula su tableta computarizada que lo conecta en cualquier parte de la esfera mundial donde esté. En su celular recibe las alertas y síntesis de los hechos que le interesan.
De esta manera tiene a la mano no solo información escrita, imágenes y comentarios, también accede a vídeos de eventos, a infografías animadas del último gol glorioso del Real o de cómo ocurrió la última masacre escolar en EEUU y hasta puede agregar su propio comentario para que otros lectores conozcan su opinión. Si a Juan no le es suficiente, puede también entrar directo desde su tablet a CNN o a alguna cadena de noticias de Japón.
Este es el periodismo de hoy. Su mayor mayor reto es estar a la mano de la audiencia en cualquier parte del mundo que ésta se encuentre y a la vez mantenerse con información veraz ante la abundacia de material informativo instantáneo, lo cual ya no es único de la radio y la televisión, e incluso de los diarios digitales en internet, sino también de las redes sociales y portales digitales en las que interactúan los propios ciudadanos.
“Ahora, tener una gran red social no es condición que por sí misma te haga periodista o profesional de la comunicación, porque a ello se suman otros requisitos, cuya base es una ética que deslinde de cualquier injerencia política o económica”, escribe Andreu Casero, titular del departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Jaume I, con motivo del foro en España: Los retos del periodismo del siglo XXI.
Desde su óptica, Casero indica que “al final de este evento se dio una conclusión: sólo quedarán dos clases de periodismo, el de la inmediatez y el de la reflexión. El que compite contra el tiempo y el que se hace su aliado para propiciar espacios que permitan que los lectores además de informarse, encuentren nuevas formas de participar en la vida pública, generar debates en torno a temas trascendentes para el bien común”.
No obstante, el observatorio de medios Fucatel cita en su portal que recientemente en Perú se realizó el evento Café&Periodismo – Un evento mensual abierto a todo el que crea que tiene algo que decir en el panorama cambiante de los medios, así como debatir hacia dónde avanzan sus profesionales, en el cual convocó a un grupo de profesionales de la prensa a debatir sobre los desafíos del periodismo actual–. En esta actividad se concluyó que los desafíos del periodismo actual son: Superar el discurso basado en la tecnología de información, ir más allá de los modelos de negocio, recuperar los fundamentos del periodismo, retomar las funciones del periodista, evaluar si los medios de comunicación nuevos son realmente sólidos, diferenciar unos medios de otros y tener mucho cuidado con la inmediatez.
De manera sencilla, los medios de comunicación social tienen que adecuar sus plataformas informativas a la inmediatez y a la vez diferenciarse de la “mucha información” con la imparcialidad y credibilidad de sus contenidos editoriales. Al mismo tiempo tienen aún como desafío ir más allá con la reflexión de los hechos para el discernimiento de la audiencia. Una audiencia que cada día está más conectada a la tecnología y que depende de la tecnología como si fuese un cordón umbilical. Esos niños y jóvenes que nacieron y crecieron en la revolución digital. Una audiencia que ya no está en un solo país, sino en un mundo sin fronteras donde la información está disponible a todas horas. De hecho, hasta éste mismo artículo se nutre de conclusiones y opiniones surgidas, en los últimos años, en otros países en torno a los retos del periodismo ante la sociedad de la información.
Da un vistazo a este fotoreportaje sobre los Medios de Comunicación Social en Panamá
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lunes, 6 de mayo de 2013

Retrospectiva de las nuevas tecnologías en los medios panameños II


 



Poco después, en 1998, empezarían a verse los primeros celulares en las manos de empresarios, ejecutivos y algunos periodistas. Éstos se posicionaron rápidamente en el mercado panameño y se hicieron más necesarios en la vida y faena de cualquier persona, el preámbulo de una batalla entre empresas por ganar la mayor cantidad de clientes.

En estos años, diarios nacionales como Panamá América y La Prensa ensayaban versiones digitales de sus ediciones diarias en la web. Enfrentaban, por ejemplo, problemas de diseño para las notas y de mejor tamaño para las fotos, las cuales solían ser muy pequeñas debido al peso que significaban electrónicamente.

En lo que respecta a información y bibliografía sobre la novedad del internet en Panamá y el mundo, igualmente había dificultades.

En 1999 yo terminaba mi tesis de Periodismo, La versión en Internet del diario Panamá América: El periódico del futuro1, y precisamente era un reto lograr material académico para sustentarla. Salvo algunas revistas especializadas que rebusqué en las bibliotecas de la Universidad Tecnológica, donde por suerte laboraba, y algunos libros – más que todo técnicos – era escasa la bibliografía existente y tuve que apoyarme con algunos libros que traje de Valencia, España, donde hice estudios como becario de intercambio.

No obstante, a principios del año 2000, las salas de redacción panameñas, no solo estaban totalmente computarizadas, con alguna que otra Olimpia arrumbada en una esquina que a veces utilizaba algún veterano resistiendo el tiempo, sino que también agregaron la conexión a internet, al servicio de los periodistas.

Pronto los correos electrónicos personales tomarían lugar debajo de los nombres de los periodistas en las noticias, a bien de recibir mensajería directa de los lectores.

La revolución digital en los medios de comunicación social ya no era cosa del futuro.

Inclusive, en pocos años la popularidad de algunas redes sociales y lo que en ella se postea, como es el caso de comentarios de autoridades gubernamentales, religiosas o figuras políticas, ha tomado espacio significativo en las páginas de los diarios, revistas, segmentos en la televisión y en las emisoras radiales.

Ahora los propios ciudadanos igualmente participan de manera directa a través de estas redes, interactuando a favor o en contra de lo que ocurre local e internacionalmente, algo que desde el inicio del periodismo solo era posible mediante el envío de cartas postales que no tenían como garantía una respuesta del periodista –y menos que fuera publicada–, tampoco de la autoridad o de figuras públicas, según el caso.
1 González González, Luis Alberto, El diario Panamá América en su versión electrónica en la internet: El periódico del futuro. Panamá, Universidad de Panamá, Facultad de Comunicación Social-Periodismo, 1999, trabajo de grado.