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viernes, 20 de septiembre de 2019

Adiós The New York Times en Español, un caso de éxito $in ganancia$, ¿por qué?

Esta semana (17-9-19) la noticia sobre el fin del proyecto digital The New York Times Español generó inquietudes sobre lo que están atravesando los medios en nuestros países y en cuanto a si vale la pena dar o no a los usuarios (lectores) producción de periodismo con calidad, más allá de la simple información de los hechos.
En síntesis, los encargados del proyecto informaron que no fue rentable y que dedicarán los esfuerzos y la inversión a una estrategia global que, según entiendo, será traducir noticias a más de una docena de idiomas, imcluido el Español.
El proyecto digital del tradicional periódico NYT fue lanzado en 2016 y consistía en producir diario diez contenidos especiales de periodismo en Español, algunos traducidos del inglés, con el fin de atraer y ampliar el número de lectores principalmente de Estados Unidos.
Sin embargo, los encargados indicaron que si bien no resultó rentable, sí lograron éxito en relación a nuevos lectores-usuarios, de hecho, hablaron en principio de “una considerable nueva audiencia” y después de millones, “tanto únicos como de páginas vistas”, junto a niveles de lealtad significativos, según cita Red Ética (sitio especial de la Fundación Nuevo Periodismo de GABO) que analiza el tema.

ANUNCIOS, ¿DÓNDE ANDAN?
Lo que llama la atención de los argumentos dados por los editores del NYT Español es lo siguiente: Si resultó exitoso en relación al número de lectores nuevos, páginas vistas y lealtad cautiva, ¿por qué no generó igualmente la publicidad rentable?, que al final, guste o no, es lo que sostiene a los medios.
La primera respuesta, que cualquiera puede considerar posible, recae en la incapacidad del equipo de ventas publicitaria. No se descarta.
La segunda, la cual creo más, es que a los editores y dueños del medio tradicional les faltó una buena estrategia de marketing digital, basada en el Entorno Digital actual, y no en lo que siempre han hecho con el periódico de papel.
Esto significa que no es suficiente producir a diario buenos contenidos periodísticos, sino definir una estrategia que se enfoque a las ventas publicitarias en el Entorno Digital, la cual deberá integrar los tres componentes en que convergen las plataformas interactivas.
Para explicarlo mejor, si tengo un medio digital, así venga de una empresa o marca reconocida, y que (como indican los encargados) logró lectores web leales y visitas a sus páginas, no bastará para ganarse hoy día el interés de las empresas anunciantes. Estas quieren que el sitio digital, cualquiera que sea, también sea exitoso en sus redes sociales, donde están los clientes.
La tercera respuesta a dicha falta de rentabilidad es la credibilidad, muy sujeta a las dos anteriores. Esta implica ser exitoso en las redes sociales, que el sitio obtenga buenas calificaciones del público. Además de unos cuantos miles de seguidores en las cuentas del medio, deben demostrar a sus clientes o anunciantes algo muy importante y que resulta ser información pública (no hace falta siquiera que el medio la suministre, ni menos que se la pidan), lo cual responde a lo siguiente: ¿creen los usuarios en el medio o no creen? Para no dejar dudas: ¿tiene credibilidad?, ¿qué comentan los que visitan sus  páginas informativas?, ¿lo afectan sus intereses, digamos que políticos o económicos?, ¿qué comenta la gente en los foros abiertos de las redes sociales cuando postea el medio algún enlace?
Son solo algunas preguntas. De cualquier forma los medios deben autoanalizarse sobre si tienen mala imagen en la opinión pública local y sincerarse en ¿por qué un anunciante, que desea posicionarse y vender con éxito, pegaría su publicidad en su edición digital?
Aclaro que no estoy afirmando que el NYT sufra de credibilidad, más bien añado una arista importante en este caso y para tantos otros medios a la hora de montar una estrategia de marketing o posicionamiento en el entorno digital.
La información ya no se pregona ni se vende, es gratuita y llega 24/7 a los aparatos móviles de las personas. Hay que saber que la información es un producto y un servicio al mismo tiempo. Aunque en la mayoría de los casos es gratuita, su destino es ser consumida. Entretanto, los medios como empresas deben hacerla rentable con los anuncios pagados y es ese el gran desafío.

SER O NO SER, CREÍBLE
Vale recordar que los medios masivos: radiales, televisivos, impresos, cada uno dentro de su naturaleza, siempre tuvieron que sostenerse en la columna de la credibilidad e independencia, lo cual no es nuevo. Pero hoy día, en esta era de la información inalámbrica y de redes sociales, los lectores o usuarios, migrados al entorno digital, tienen participación directa en cuanto a lo que se publica; y no solo comentan, opinan y debaten con libertad de expresión, también generan su propia información o contenidos a favor o en contra hasta de estos mismos medios masivos, donde hasta ahora sienten que no tienen esa participación directa y libre.
Por eso los lectores, audiencias, usuarios, prefieren las redes sociales, en las cuales también se sienten felices o aparentan serlo y hasta publican sus platos de comida y cumpleaños unos, otros descargan sus rutinas, enojos, chistes...
Que haya información falsa parece tener poca importancia, pues, si algo no les gusta, incluso pueden ignorarlo y/o bloquearlo.

MERCADO ACTUAL
Una buena estrategia para los medios digitales debe partir de investigaciones para enfocarla con éxito.
En el caso de los medios periodísticos web, y con respecto a los contenidos informativos, ningún rediseño estará completo sin conocer a los lectores (usuarios), sin verificar si esos que se leían extensos trabajos cambiaron su costumbre de agarrar el papel periódico para irse a lo digital (más bien a las pequeñas pantallas móviles), o si cada día son menos porque, por ejemplo, fallecieron o simplemente ya carecen de buena visión.
Por otro lado, impera determinar mediante estudios serios si los nuevos usuarios, nacidos a partir de este milenio y quienes ya son adultos universitarios, tienen la costumbre de consumir mucha información periodística, textos largos en tonos serios, vídeos extensos, y si los consumen en pantallas grandes o en sus aparatos inalámbricos, pues es evidente que estos y las siguientes generaciones difícilmente adquirirán el deseo de salir a comprar el periódico o sintonizar siempre a la misma hora el telediario...
Urge entonces preguntarse: ¿Por qué se escribe y produce para periódico, radio o televisión, y no para la web?, incluso, ¿y no para las pantallitas móviles?
A menos que el objetivo sea hacer docencia e informes cientifícos, los escritos largos y sobrios resultan poco atractivos a los jóvenes.

Esto lo señalo desde mi experiencia como docente universitario de periodismo y marketing digital, lo que me permite analizar e investigar dichos fenómemos con los estudiantes, de quienes obtengo mucha información directa, junto a lo que arrojan nuestros talleres.

NUEVOS POSTORES
Es evidente que son innecesarios los estudios para confirmar que la publicidad comercial y la propaganda política y estatal inundan las redes sociales. Las empresas quieren tener sus anuncios donde están sus clientes, de tal modo, los diarios y medios audiovisuales, inclusive digitales, sufren ese éxodo. ¿Qué pasará con ellos?, ¿olvidarán los anuncios para ser financiados como sociedades-fundaciones- a merced de políticos y poderes económicos?
Mientras se desenvuelve la historia aparecen nuevos postores y dicho traslado publicitario no para. Por eso los dueños de las redes sociales han dado señales de preocupación ante el fenómeno de los “influencers”, quienes han empezado a devorar gran parte de sus ganancias súper millonarias en todos los países del globo terrestre.

Si deseas saber más te recomiendo el siguiente análisis: Instagram versus influencer, batalla por ganancias súper millonarias

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El futuro de los diarios impresos





martes, 7 de mayo de 2019

Encuestas políticas, ¿son confiables o no?

A diferencia de los sondeos (entrevistas por ahí a tres o seis personas, muy usadas por reporteros de prensa y TV),  la Encuesta es un instrumento del Método Científico de Investigación que no pretende ni debe pretender influir en nadie. Hacer lo anterior ya la invalida.
La Encuesta solo se aplica (científicamente) para medir en este caso (las de política) la preferencia, intención de los votantes, o la popularidad de alguien... Que sean publicadas y la opinión pública haga conjeturas es otra cosa.
Sin embargo, lo que sí se debe tener visto es que el investigador científico o académico (quien sea que la aplique) no debe tener interés de que se dé un resultado X que él quiere (debe ser imparcial y por eso los científicos no creen muchos ni en Dios ni en sus madres al buscar la verdad).
Por eso, y para no ser yo demagogo o parcial, debo indicar que sabiendo todo esto, quienes publican encuestas (pueden) estar publicándolas para influir, de hecho, alguién con algún interés particular o poĺítico pagó a la empresa encuestadora para que la haga y no solo por simple gusto, así como los propios partidos y políticos pagan las suyas para tener datos reales a bien de montar o ajustar estrategias de campaña.