viernes, 19 de abril de 2013

"El lado oscuro de internet somos nosotros"

Mis comentarios sobre la entrevista de Lorena Nessi y lectores de BBC Mundo a Manuel Castells. 

 
Sin duda, de las respuestas de este Carlos Marx del milenio, se podrían hacer libros excelentes del presente, pasado y futuro de la última revolución contemporánea que se ha dispersado en el planeta: La revolución digital.
Por mi parte, quiero resaltar que evidentemente la explosión digital ha sido en un abrir y cerrar de ojos. Bien cita el artículo que en 1996 había unos 40 millones de usuarios de internet y actualmente hay 1.500 millones, y que de la conexión por cable rápidamente se pasó a la comunicación móvil: En 1991 había cerca de 16 millones de abonados, o números de teléfono móvil, en este momento hay 4.600 millones en un planeta de 6.700 millones de personas.
En Panamá con 3.5 millones de habitantes se estiman ya 7 millones de celulares activos.
¿Quién podía pensar décadas atrás que casi todas las personas en el mundo iban a tener un teléfono en su bolsillo o una computadora en casa para comunicarse en todo momento? Y no solo eso, recibir información de toda clase y hasta compartirla con sus conocidos o comentarla al instante, algo que para efectos de nosotros los periodistas era quizás un sueño, o el futuro lejano, hoy presente.
Las personas han cambiado quizás en todas partes. Acabo de llegar del interior por el fallecimiento de un tío abuelo muy querido, y  me convenzo de que la conexión al internet para niños, jóvenes y adultos es tan importante como los precios de la comida. Y es en ese potencial de la comunicación digital que el periodismo debe enfocarse para mantener su poder, revaluándose y rearmándose en cada género periodístico para seguir siendo referencia y diferencia ante el boom de la información que se genera. Coincido con Castells, no hay exceso de información, en mi opinión lo que hay es información vacía (mala) e información para el conocimiento (buena), o simplemente entretenimiento.
Las redes sociales sirven para todo, desde la movilización política, al intercambio de ideas y de culturas”. Yo agrego que el periodista que no convive en ella no existe. Esto, en esencia y como comunicadores especialistas, implica no solo usarlas, sino manejar las nuevas tecnologías digitales con la mayor maestría posible. El periodista que no lee, escribe o publica como periodista -más allá que la simple noticia-, es un periodista estéril, que tal vez cae en dar “like” a materiales o contenidos vacíos como lo hace la audiencia común, perdiendo entonces su espíritu profesional – Ese que nos da el privilegio de pararnos frente a un presidente, por ejemplo, y cuestionarle lo que la audiencia no puede directamente –.
Sin embargo, es posible que algún colega diga, “yo no escribo porque no estoy en un medio o no me la publican”; dicha excusa murió: ¿Preguntemos entre compañeros cuántos tienen un blog particular activo (que alimentan frecuentemente), o cuántos leyeron el blog del compañero/a que sí lo actualiza con artículos, audios y videos de entrevistas, sus fotos, su música, pintura etcétera? De hecho, la mayoría de los blog, que son gratuitos, parecen estar siendo más aprovechados por doctores, ingenieros, políticos, escritores, arquitectos... que periodistas. Es más, a muchos colegas les cuesta iniciarse en las versiones digitales de sus medios porque implican seguir haciendo periodismo, pero de forma multimedia.
Lo que pasa es que internet exige un desarrollo mucho mayor del nivel cultural y educativo de los usuarios”, dice Castells. Por tanto, la verdadera brecha en relación al uso de internet es la brecha más antigua de la humanidad: la cultura y la educación. Claro que Castells plantea esta premisa para todos los usuarios, aunque no está demás aplicarla al periodismo porque quienes estén preparados pueden sacar amplia ventaja de esta era digital.
Por eso, ciertamente “el internet no es mejor que la sociedad que lo utiliza, al contrario, internet amplifica y acelera los efectos de la sociedad en que se desarrolla”. Si había pornografía o violencia, por ejemplo, ahora se ve más. Y por eso, “los servicios públicos no se han desarrollado en la misma medida, porque internet aumenta el grado de transparencia y participación y las burocracias administrativas bloquean este desarrollo”, añade. Al final todo depende de cada uno porque “el lado oscuro de internet somos nosotros”.
De allí que, nosotros, los periodistas, dentro y fuera “del lado oscuro de internetdebemos tener muy claro que estamos obligados a seguir siendo luz por el bien de nuestras sociedades.
Para quienes quieran leer esta excelente entrevista comparto el enlaceEl lado oscuro del internet somos nosotros
Visita también mi blog, con artículos y trabajos periodísticos especiales, en el diario La Estrella de Panamá: Laggon19, Periodismo al desnudo

No hay comentarios:

Publicar un comentario