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martes, 7 de julio de 2015

Los periodistas y su exterminador en la era digital

@laggon19

Importante para todos, especialmente periodistas. Acá en nuestros medios digitales panameños estamos fijos a la noticia inmediata y de pobre contenido, a menudo repetitivas de lo que dice alguién y un mismo ángulo para sumar clics. Hasta allí. 

Mientras, la prensa de papel agoniza porque todo es "periódico de ayer" y el reporterismo no aspira a los géneros de profundidad (por varias razones). 

En la TV se vive del sensacionalismo, la repetición y la manipulación con "caras, sabor y color " político descarado. 

Todo esto sin dejar de lado los errores de redacción, ortografía y palabras o frases mal dichas. Actualmente se escucha decir por ahí "yo me informo con las redes sociales, ¿para qué entrar a los sitios web informativos?

Hace años, los que trabajamos periodismo escrito y llegábamos a editor, entendimos que una noticia podía hacerla una secretaria, un niño o una máquina programada para llenar los espacios del qué, cuándo, quién, dónde y cómo, inclusive el porqué. 

En medios españoles hace años la robótica arma noticias para ocuparse los periodistas de hacer otros géneros de profundidad, como reportajes analíticos, crónicas, investigaciones. 

Ciertamente sobrevivirá el periodista que promulgue contenidos editoriales profundos y multimedia. Y permanecerán los medios que vayan más allá de la "inmediaestupidez", haciendo pausas para la profundidad en su oferta editorial.

Todo lo demás ya lo hacen los usuarios de Internet al compartir lo que quieren, cuando y donde quieran. También lo hacen los programas robots, esos mismos que te envían felicitaciones de cumpleaños o te recuerdan quién cumplirá. Te ayudan a buscar información en la web y hasta te dicen quién es ese tuiter@ que quizá conoces o es el más popular en tu red.

Les comparto mi Proyecto de Intervención e investigación para el título de magister en Periodismo Digital: La Carencia de los Géneros Periodísticos de Profundidad en el Diario EstrellaOnline Frente a la Noticia Inmediata. Modelo Para Potenciar la Información Multimedia.

Más en ¿Periodistas reemplazados por robots?


@laggon19


jueves, 11 de junio de 2015

Maestría en Periodismo Digital, sustentación de Proyecto de Intervención



El pasado martes logramos con satisfacción sustentar nuestro Proyecto de Intervención para el título de magister en Periodismo Digital: La Carencia de los Géneros Periodísticos de Profundidad en la EstrellaOnline Frente a la Noticia Inmediata. Modelo para Potenciar la Información Multimedia. 
Pionero en desarrollar un estudio y una propuesta digital sobre este importante tema para el periodismo nacional e internacional, el cual da continuidad a nuestro interés de aportar investigaciones y bibliografías sobre el fenómeno del Internet en el Periodismo, ya que en 1999 sustentamos para la licenciatura la tesis de grado: El diario Panamá América en su versión electrónica en Internet, el Diario del Futuro (La primera sobre Internet- Periodismo en la Facultad Comunicación Social-UP).
Como jurados las profesoras Vielka Vásquez de Ávila (quien nos guió al iniciar el proyecto) y Griselda López, junto a nuestro asesor Edgardo Murgas. Gracias por brindarme sus conocimientos.

Gracias a mis hijos Luis, Silvia Alicia y Diana N. por ser siempre mi gran inspiración y al TodoPoderoso por tender su mano...




Vea aquí el modelo digital: La Carencia de los Géneros Periodísticos de Profundidad en la EstrellaOnline Frente a la Noticia Inmediata. Modelo para Potenciar la Información Multimedia. 

Los rascacielos nunca son construidos desde arriba, las grandes obras siempre se hacen desde abajo, así como los grandes hombres y mujeres: @laggon19

lunes, 9 de marzo de 2015

El futuro de los diarios impresos



Tratar el tema no solo sustenta la urgencia de ajustar la variedad de géneros periodísticos al entorno digital, más allá de la noticia simple, sino que también dimensiona la cantidad creciente de artículos y entrevistas publicadas sobre las opiniones y vaticinios de reconocidos actores del periodismo, la mayoría cada vez más convencidos de la “mala noticia”.

 En 20 años no habrá más periódicos impresos. Si lo hacen, tal vez serán considerados un artículo de lujo en algunos hoteles”, sentencia Jeff Bezos según una entrevista dada a la revista Berliner Zeitung de Alemania, la cual cita una publicación del diario La Prensa en Panamá (El periodismo se juega su futuro en la era digital, 2014).

Irónicamente el artículo de este reconocido diario impreso nacional se inicia con una entrada breve que al analizarla admite la incompetencia del papel periódico: “Con Internet y la explosión de redes sociales, la prensa impresa se ha quedado pequeña”. Su texto destaca la creencia equivocada de que cuando Bezos, magnate millonario de Amazon, adquirió el legionario diario The Washington Post, muchos pensaron que pronto encontraría la fórmula para cambiar el futuro de los diarios impresos y hacer rentables las ediciones web. Mas su visión subraya la desaparición de los periódicos y que la lectura será a través de las tabletas digitales.

Por su parte, Gumersindo Lafuente, considerado en España el precursor del periodismo digital de habla hispana por impulsar las versiones digitales de El País y El Mundo ––director de elmundo.es–– y crear el sitio informativo soitu.com, piensa igual que Bezos, aunque sin bajar la guardia. Prevé el cambio supremo a lo digital, pero solamente sobrevivirá la marca [nombre del diario impreso], siempre que se mantenga la credibilidad y se siga siendo útil a la comunidad (Diario La Prensa, 2014):

“Si hay un futuro para el periodismo y para los periodistas, es digital... Sí tenemos la intuición de que el papel de los periodistas seguirá siendo importante, pero en un entorno en el que no dejan de crecer las exigencias de rigor y compromiso con unas audiencias que cada día tienen más herramientas para auditarnos”.

Bien se refiere Lafuente a que el panorama edifica elevados retos, entendiéndose que no hay espacio para los errores editoriales, frente a un público dotado de recursos para ventilarlos, saturado de información y sitios abundantes para servirse cuando quiera, dispuesto a hacer valer su criterio y opiniones variadas que ya no se pueden ignorar ni ocultar.

En las comparaciones del exdirector del diario español El Mundo, Pedro Ramírez, el periódico supera la importancia de su soporte, el papel, y a pesar de haber sido siempre usado, “esa tendencia desparecerá” (Eldiario.es, 2014).

Ramírez define el diario impreso como “un proyecto intelectual y una manera de mirar a la sociedad”, dejando entender que ese es su espíritu, al tiempo que vislumbra un futuro más próspero en el oficio, ya que se puede hacer buen periodismo con el nuevo soporte digital. "Estamos viviendo la paradoja de que cuanto más palpable es la información más medios de comunicación cierran".



Se reconoce en los foros, congresos y debates que la crisis de los medios impresos continúa su tendencia negativa casi a nivel global. Cifras resumidas en el artículo de La Prensa (2014) dan cuenta de la situación: 
Solo en España cerraron 197 medios de comunicación en cuatro años (2008-2012), según un informe de la Asociación de la Prensa de Madrid. En Estados Unidos, el sitio en internet newspaperdeathwatch.com lleva un inventario de los diarios que han claudicado. En Norteamérica y Europa, la circulación de los impresos ha caído 5.3% y 5.2%, respectivamente. Curiosamente, todavía crece en América Latina (2.6%) y Asia (1.5%).

La cronista y escritora Leila Guerrero, consultada por el diario Elfaro.net (2014), asegura que sí hay una crisis en los medios de comunicación, aunque no en el periodismo ni los periodistas. Guerrero, entre los pocos optimistas, cree que todavía los medios masivos tienen mucho por delante. Solo están pasando momentos de confusión porque notan la pérdida de lectores. La desesperación los ha llevado a mantener prácticas desacertadas. Por eso, a su parecer, “yerran en la manera de retener a los que no se les han ido, porque optan por las notas cortas y simples… Hay medios que están tratando a sus lectores como si fueran imbéciles”.

Sin embargo, el maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Miguel Ángel Bastenier, manifiesta su incredulidad realista sobre ambos entornos, papel y digital (FNPI, 2014):

El discurso más habitual es el de que el periodismo sigue vigente pese al advenimiento de la realidad on-line, que lo único que cambia es el soporte, el espacio electrónico en lugar del papel, e incluso haciendo gala de un considerable optimismo, que el papel y el digital pueden seguir su camino juntos en feliz colaboración. Pero yo no estoy del todo convencido de que la realidad sea tan geométrica; que el papel se halla en una situación gravísima está fuera de toda duda; son contados los diarios que ganan dinero y el digital aún no da verdaderos beneficios.


Ciertamente, en lo digital la brecha entre lo que escriben los periodistas y lo que leen los usuarios está muy clara actualmente, por lo cual es otro gran desafío, sujeto a la transformación de los géneros periodísticos para atizar la inmediatez.

El Internet permite a los usuarios decidir qué leer, ver y oír, a diferencia de las épocas cuya única opción era comprar el diario completo y separar la sección de deportes, de entretenimiento. Por ello, Pablo Boczkowski y Eugenia Mitchelstein, en entrevista publicada por el blogs Periodismo con futuro de Elpais.com (Pereda, 2013), afirman que “el desafío para los medios de comunicación ya resulta evidente en sus pérdidas económicas, la reducción de ingresos por publicidad ––exacerbada por la crisis económica–– y en la dificultad para retener una audiencia cada vez más dispersa”.

“El uso de los medios interactivos, especialmente entre las generaciones más jóvenes, invita a plantearse un cambio de paradigma para el periodismo” (Fondevila Gascón, 2008).

De acuerdo con éstos visionarios del periodismo moderno, podemos indicar que los próximos dos, cinco, diez, quince años, definitivamente serán cruciales para los diarios de papel, a la vez que para los digitales cuyo periodismo podría no superar el vacío inmediato, presionados por ser los primeros en divulgar y por la sed informativa y competitiva de sus propios usuarios, quienes también divulgan, al instante. Podría ser que esa inmediatez mantenga a los impresos como profundizadores de los hechos mediante la fuerza de sus géneros, como algunos lo están haciendo. Sin embargo, el tiempo de espera para que la situación se estabilice es demasiado y cada año de pérdidas es irrecuperable, mientras sigan cayendo los lectores y la publicidad.

Eso pone a los periódicos en la situación del gusano en el anzuelo. ¿Quién quiere comprar un periódico si lo puede leer en Internet? Las personas suelen decir ahora: “Leo las noticias en Internet”.

Y si el camino convencional se muestra sin salida, el avance imparable de la tecnología ––aliado y quizá villano–– inevitablemente exigirá más al periodismo digital, debido a la incursión de la llamada Web 3.0 que supone el alcance de la inteligencia artificial. Ya desde hace años las salas de redacción de periódicos tradicionales entendieron que responder cinco o seis preguntas para una entrada noticiosa podía hacerlo la secretaria o un niño llenando espacios, incluso robots. Esto llevó al perfeccionamiento de nuevos estilos que solo la inteligencia humana puede crear y en ello resultaron efectivos los otros géneros periodísticos, los cuales nunca han dejado de evolucionar.


La integración o fusión de la redacción convencional, a la sala digital, resulta entonces inminente, y ¡urgente!





viernes, 21 de junio de 2013

Una lucha por la superación y la identidad cultural


En los años de la construcción del Canal de Panamá, a principios del siglo pasado, Américo Vespucio caminó desde Guna Yala hasta la capital a buscar trabajo en la obra. Los encargados lo rechazaron por ser menor de edad, pero aquello no lo detuvo en su propósito y consiguió cambiar su acta de nacimiento para tener 18 años.
Y eso no fue lo único. Los letrados de Cedulación no entendían su verdadero nombre indígena ‘Olo...’ y mucho menos sabían escribirlo por ser demasiado largo, así que decidieron ponerle ‘Américo Vespucio’, como el navegante italiano por cuyo nombre se identificó al nuevo continente: América.

Kalinga Vespucio, una de las maestras de Ailitupu y nieta de Américo (Olo), cuenta que desde otrora ese ha sido uno de los grandes obstáculos de los nacidos en Guna Yala: La falta de entendimiento de su cultura y el desconocimiento del dialecto de ellos, paralelo a lo difícil que les resulta el idioma español. Esto es lo que ha causado que los niños y adolescentes de su pueblo fracasen en sus estudios cuando van a la capital. Ella y su compañera, Rita Montero, explicaron que sin embargo en la actualidad hay avances. Gracias al Congreso Guna Yala (líderes locales) y los miembros del grupo Educación Intercultural Bilingüe de la comarca, se ha logrado hacer entender esta barrera del lenguaje a las autoridades. Por ello, el Ministerio de Educación ahora incluye la enseñanza de los dos abecedarios en las escuelas de las islas, el guna y el español, y sus diferencias; a la vez que en la capital, los docentes están claros de por qué los estudiantes de esta región no logran pronunciar las consonantes fuertes del español.
El dialecto guna solo tiene las letras: A, B, D, E, G, I, L, M, N, O, R, S, U, W, Y, explica la maestra. De tal modo que para decir ‘cheque’, pronuncian ‘seque’. Se ha logrado cambiar, por ejemplo, que se llame a la comarca Guna Yala, y no ‘Kuna Yala’, mal escrito por los waga (latinos, capitalinos). Guna Yala es: El pueblo y sus montañas, el indígena en su tierra. 

Lea la historia completa: Santiago Gallardo, el renacer de la esperanza en Ailitupu


 

martes, 11 de junio de 2013

Géneros periodísticos con patas y motor

Un reportaje aburrido es como un bloque pesado arriba de nuestra cabeza, o un plato de comida sin sabor, si se te obliga a leerlo. 
Para darse cuenta de eso no hay que ser experto en periodismo y lo mismo aplica para la crónica, entrevista, artículo y columna de opinión.

El más común y peor de los casos es, cuando el texto, –no importa el género–, está macarrónico. Tan enredado que probablemente ni el propio periodista que lo escribió lo entiende.

Ahora bien, pensemos: ¿Tendrá el lector obligación de leer eso? Seguramente no.

Bien advierte el maestro Gabriel García Márquez que si no enganchas, atrapas y tomas de la mano al que lee, desde las primeras líneas, éste se soltará y abandonará tu texto.

Incluso, un buen título siempre debe provocar que se lea el primer párrafo, y el primer párrafo que se lea el segundo, y así sucesivamente. Y aun cuando el lector no tenga tiempo y suelte la lectura por un momento, volverá a ella si está atrapado, enamorado -algo que no es fácil-.

Pero saber si estamos escribiendo algo que sirva, que sea nuevo y capture la atención sí es fácil. A diario pueden verse reportajes sobre el turismo o la situación de una provincia, museos, obras… que en nada se diferencian de lo que podemos encontrar en las páginas web de turismo e institucionales, esos que están llenos de datos sin fuentes y que abundan en el internet. ¿Entonces para qué dar lo mismo a tus lectores, televidentes, oyentes y cibernautas?

La clave está en la variedad de fuentes. Un reportaje sin fuentes, sin debate, sin la versión de las partes involucradas al tema, es como una mesa sin patas o un carro sin motor, ambas cosas no tienen sentido. Solo al ponerle patas a la mesa o al carro su motor tienen esencia. De igual modo el reportaje cobra vida si se contrasta lo que señalan los entrevistados, los estudios, datos e informes.

Importancia de las fuentes

El contraste rompe el hielo del texto frío, el cual, huérfano de fuentes, sabe a opinión personal y no pasa de ser gacetilla de relaciones públicas aún si tuviese la versión de una parte.

Es lo mismo que pasaría si escribiéramos noticias sin ninguna fuente, no serían más que comentarios del o los periodistas que firman. La noticia con una sola versión en tanto, tampoco tiene equilibrio. Requiere de voces que sustenten los pro y los contra para ser imparcial, más porque, a diferencia del reportaje, no es saludable que el periodista exponga juicios propios, y si hiciere interpretaciones, tendrá que basarlas en los planteamientos de sus entrevistados, informes y documentos...

La esencia de la noticia y del reportaje es que tengan las dos o más caras de lo que se informa.

Y lo que hace grande un reportaje, después de ponerle patas o conectarle el motor, es que igual a la mesa y el auto, siempre se puede adornar para que sea más atractivo. Así como Casanova al vestirse para salir y enamorar.

Las situaciones importantes, curiosas y particulares del tema, o simplemente anécdotas y comparaciones, son como accesorios – y a la vez parte del cuerpo – que ofrecen una gama de posibilidades para enriquecer el texto de principio a fin. Es lo que acabará de matar cualquier línea aburrida en el texto, dándole vida al reportaje o escrito en la mente de los lectores.

Recursos de lujo

Tanto para el reportaje como la crónica aplica el uso de recursos literarios, descriptivos, narrativos y creativos que dependen de las habilidades del periodista al escribir. Quizás la diferencia más notable entre ambos géneros es que en el caso de la crónica, lo que se escribe debe perdurar en el tiempo, igual que la novela literaria. El reportaje tiene su por qué en lo actual. La crónica además puede centrarse en un solo personaje, lo que ocurre en un parque, lo que pasó en el estadio durante el partido de fútbol, sin tener como fuentes principales a los jugadores o técnicos como se haría en el reportaje.

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lunes, 10 de junio de 2013

Periodismo a la moda multimedia

Los géneros periodísticos por naturaleza nacieron extensos, mientras que la tendencia que se fomenta para el internet es la lectura de textos cortos – en lo cual me parece que se puede estar amparando la falta de cultura y la pereza, si no, miren la cantidad de libros que son leídos en la web y las notas de análisis de diarios digitales europeos –.


Un reportaje que solo tenga dos fuentes en 36 líneas puede quedar siendo una noticia ampliada, pero si triplica esa cantidad de líneas y carece de “motor y accesorios” será más aburrido en la pantalla, lo que plantea serios peligros para el periodismo.


Por suerte, el internet facilita con sus nuevas herramientas el trabajo periodístico, para escribir poco o lo necesario, como se quiera. 
Con los recursos multimedia puedo plantear el debate del reportaje en 36 líneas y ofrecer a los ciberlectores un vídeo de las entrevistas para ampliar.


Puedo agregar secuencias de fotografías del lugar o la problemática, incluir hipertextos dentro del texto principal para nutrir y evitar explicaciones extensas que pueden complicar la lectura, añadir infografías animadas, mapas e hipervínculos de temas relacionados que complementen.


Puedo emitir avances cortos a los seguidores del Twitter o Facebook para que ingresen al portal y lean el trabajo.

Esto es parte del periodismo moderno que ya está en las manos de las audiencias inalámbricas. Con nuevas plataformas digitales, nuevos diseños para presentar los géneros periodísticos, una nueva forma de informar e informarse usando solo la punta del dedo. Para el periodista, la era multimedia despliega accesorios fantásticos para vestir sus trabajos a la moda.
Redacción del diario La Estrella de Panamá, mayo 2013. Foto Laggon19.

martes, 4 de junio de 2013

No imagino a mi hijo con un periódico bajo el brazo

Antes, los ciudadanos solo buscaban las noticias en el puesto de venta de periódicos, la calle o sintonizando el canal y la emisora favorita. Hoy, estamos en la era en que las noticias llegan directamente a los bolsillos y carterones de los usuarios de una serie de dispositivos inalámbricos.

Y es por eso que actualmente los medios de comunicación social tradicional (radio, televisoras y diarios) protagonizan los envíos de alertas noticiosas a los usuarios de celulares, correos electrónicos, computadores y tablets. Todos con el afán de competir y ser los primeros en actualizaciones. Si bien esto todavía no les genera grandes ganancias monetarias directas, sumar seguidores es una batalla importante entre los medios frente al abrumador volumen de información que se genera al instante en las redes sociales digitales, por cierto, también la nueva trinchera de los políticos.

En lo personal, no veo a mi hijo (13 años), o a los hijos de mi hijo, comprando a los 20 un periódico, ni llevarlo debajo del brazo.



Algunos medios nacionales ya se han convencido de que deben estar con y en la cibertecnología, subirse a su rueda que no parará de avanzar, para poder seguir adelante.

 Otros aún no creen en el final de Noé, o simplemente no aceptan la evolución total a lo digital, principalmente los diarios. Y es en esta realidad que se enmarca el periodismo de la actualidad, en la inmediatez, la instantaneidad cibernética, aunque igualmente considero que siempre se impondrá la necesidad de información profunda y seria.

En cuanto a la noticia, los medios compiten por ser el primero en decir algo que acaba de pasar, divulgar un video de algún incendio o protesta, repetir lo que alguien del gobierno o personalidad pública escribió en las redes. 
 Pero la inmediatez también es peligrosa para el periodismo. No en vano se suele ver despachos de TV en vivo en los que un reportero repite muletillas o frases una y otra vez, sin informar casi nada. Repetir y más adelante repetir se convirtió en rutina. 
Incluso, en las versiones digitales de diarios, televisoras y emisoras tradicionales es común que algunos reescriban lo mismo que otro publicó, casi que con las mismas palabras, anunciando que en minutos será ampliada la nota.

Lo anterior exige una mayor preparación al periodista y voluntad de los dueños de medios para invertir en mejores reportajes, crónicas, investigaciones, artículos de opinión y análisis. También para que su personal domine las herramientas tecnológicas que potenciarán los contenidos editoriales en el internet. De esto dependerá la calidad y efectividad de los mismos.

Tomando en cuenta las palabras de Ignacio Ramonet, estoy seguro que el periodista como tal – intermediario entre el hecho, el medio y la audiencia –, no se extinguirá, siempre y cuando sepa potenciar los géneros periodísticos usando los formatos multimedias, solo hay que aprovecharlos en bien del oficio y la sociedad. Solo quedará sepultado el diario y el periodista que no vislumbre la producción digital de los géneros periodísticos.

Si viajáramos al pasado veríamos con claridad que estos cambios y retos no son nuevos, lo nuevo son las herramientas tecnológicas digitales. En la época Medieval los reyes y pueblos debían esperar días a que llegara un heraldo a caballo con información de otros reinos, o en lado opuesto, enviar su mensajero para que diera a conocer las buenas y malas nuevas y esperarlo con las respuestas. Luego, con la imprenta, la actividad de hacer noticias ganó un empujón que hizo posible la emisión de información diariamente, igual que otras tecnologías dieron competencia informativa con la aparición de la radio y la televisión.

Ahora, con el internet, el periodismo convencional tiene enfrente una puerta dimensional que ha vencido la distancia y el tiempo de comunicación con distintas audiencias en el país y exterior; definitivamente un desafío para un oficio en el que equivocarse es casi imperdonable y cuesta credibilidad.

Ya no vemos al heraldo en caballo y las rotativas van por el mismo camino, al menos en lo que es hacer periódicos, pero la información veraz sigue siendo vital.
Todo el mundo quiere saber la verdad, no verdades a medias, ni informes dudosos e incompletos, ni especulaciones. Y cuando ya se ha confirmado un hecho, resulta que la audiencia exige mayores detalles de inmediato, algo que para los diarios está siendo un tormento y presagia que, en pocos años, ya no será opción salir mañana en papel con lo mismo que todos supieron hoy, sino salir hoy con todo, y ese hoy está en abordar el transbordador del internet.

Ahora, ante esta vorágine informativa instantánea que puede enloquecer a cualquiera, imagine por un momento a 100 mil personas suscritas recibiendo información periodística investigada y de calidad, solo por un dólar al mes. Después de todo, la información, nunca dejará de ser un negocio.

Entrada de La Estrella de Panamá (fundado en 1849), vieja Linotipia (i) 
y expendedora de diarios (d). Foto Laggon19.

lunes, 27 de mayo de 2013

¿Estamos los periodistas en extinción?



Protesta contra la dictadura norieguista. Foto tomada de El Siglo-La Estrella


A finales de los 80, cuando en Panamá la dictadura norieguista ya no tenía que esforzarse para ser odiada por la mayoría de la población y los medios de comunicación social que se le oponían habían sido cerrados, algo especial ocurrió en cuanto a comunicación. Todos los ciudadanos (y en especial políticos y los militantes civilistas) tenían que conectarse de alguna manera e informarse de lo que hacía el régimen.
 A la vez, con las garantías democráticas suspendidas, anónimamente los promotores de la llamada Cruzada Civilista tenían que acordar las fechas y horarios de sus protestas “pito, paila, pañuelos” y, correr la voz, para sumar multitudes. 

Para esos días, con el llamado cuarto poder censurado, el internet y el celular estaban a décadas de apoderarse de los bolsillos del panameño/a. ¿Entonces cómo hicieron? El área bancaria, principalmente en la Calle 50 y Vía España, era el epicentro de estas protestas blancas: Pañuelos y royos de papel higiénico desplegados como serpentinas desde edificios de bancos y empresas. 
Así, entre pitos y tocar de pailas al unísono, todo ocurría siempre puntualmente.
Los banqueros, empresarios y oficinistas tenían un aparato que escapaba de la censura: El fax (facsímil), el cual permite la transmisión telefónica de texto e imágenes a otro número conectado a una impresora y viceversa. Incluso hoy día, tras la incursión del internet y otros avances, es muy utilizado por empresas y entidades que requieren confidencialidad de sus documentos, debido a que es menos vulnerable a ser interceptado.
Al leer el planteamiento de IgnacioRamonet, director de "Le Monde Diplomatique", quien frente a los cambios de la revolución digital indica que “los periodistas están en vías de extinción”, me doy cuenta que tiene mucho de cierto. Solo tenemos que imaginarnos el escenario con el que inicio este breve artículo, como si ocurriera hoy, y podemos entender nuestra realidad como periodistas sin caer en pesimismos.
Si el fax pudo conectar, comunicar e informar, quien podría negar que en la actualidad el internet, las tablets, las redes sociales y celulares no son un nuevo poder en manos de los ciudadanos. Y miremos con detenimiento que Ramonet se refiere a la extinción de los periodistas, no tanto de los medios: Diarios, televisoras, emisoras, los cuales (sin intermediario-periodista) fácilmente parecen suscribirse a la sutil dictadura de la inmediatez (información instantánea), a bien de lograr su principal objetivo, el económico.
Pero, como dice Ramonet, lo instantáneo y la falta de intermediario, supone grandes riesgos. Por eso considero que, ante tanta información desordenada, las sociedades necesitarán siempre hacer pausa, reflexionar y analizar lo que ocurre. 

Considero que hay esperanza para el periodismo serio, confiable, profundo, analítico. Dependerá de que cada periodista esté consciente del fenómeno que enfrentamos y fortalezcamos los géneros periodísticos en esta era digital para hacer la diferencia ante tanta información.

Si bien la ciudadanía puede, en cualquier parte, postear sus quejas, comentarios y sugerencias de forma casi directa a una autoridad X, aún somos nosotros los periodistas quienes hacemos investigación, y portamos la credencial para cuestionar, por ejemplo, cara a cara, a un presidente. 
La clave está en prepararnos y adaptar el potencial de los géneros a los formatos multimedias.

Mira la presentación especial de este artículo: ¿Estamos los periodistas en extinción?

Lea aquí los planteamientos completos de Ignacio Ramonet: El Periodismo del Nuevo Siglo.

"El periodismo no es para señoritingos": Les comparto también esta entrevista reciente al maestro del FNPI, Miguel Ángel Bastenier.